—Para desconectar del curso que ya se había pasado, decidí que sería buena opción visitar a una vieja amiga en Alemania, por lo que tras acabar todos los exámenes y entregar las notas a todos los alumnos, hice la maleta llevando lo necesario y partí hacia tierras europeas para tener ese encuentro con dicha amiga.
Tras una semana allí, disfrutando de sus costumbres y tradiciones, tocaba volver a Nueva York.
Así fue que tomé el primer taxi que pasó frente al modesto apartamento que Jackie, mi amiga, tenía el pleno centro de Berlín y fui directo al aeropuerto dónde esperé para tomar mi vuelo.
Tras varias horas de espera, por fin nos avisan de que podemos embarcar y que Nueva York está a la vuelta de la esquina.
Una vez en el avión, tomé unos cascos y me puse varias películas para matar todo el tiempo que había hasta llegar a tierras estadounidenses.
Tal y como pisé nuevamente las tierras de mi ciudad, fui directo a tomar un taxi que me llevase a mi casa cuando sin esperarlo si quiera, una moto salió de la nada dirigiéndose hacia mí, golpeándome y haciéndome perder al instante el conocimiento.
Policías y ambulancias se desplazaron al lugar del accidente, pudiendo testificar tan solo que, Alexander Gene, sufría un coma agudo que le tenía al borde de la muerte constantemente—.