Esa boca que marco huella
A pesar del tiempo y sus silencios
Esa boca con la cual mi sentir sueña
Sin sentirse ajeno a lo dulce de su aliento
Esos labios y esos besos
De los que ni siquiera soy dueña,
Con sentimiento invita al arrobo del regreso
Recordando dulcemente la marca de su huella.
Un silencio de imposibles me abruma.
Y entre brumas llega el viento,
libera a la soledad que crece dentro.
Y con lluvia de ilusiones cautiva al pensamiento
sanando la herida que causó aquel sufrimiento.
Esa boca que ávida y cautiva bebía
de la mía, caminos de silencios imposibles,
brillos de estrellas perdidas,
cantos de seductoras auroras
de bellas y enamoradas madrugadas.
Ese beso tuyo, que tanto añoro
Entre quedas voces y murmullos
Gemidos suaves y sonoros
latidos palpitantes al son de arrullos.
Esa boca, esos labios, esos besos
viven en mis sueños porque aun te quiero
Y siempre te pienso.
Como la lluvia en pleno verano como la luna entro en mi ventana, como el agua se va desbordando así te fui queriendo, así te fui amando así llego tu amor, y en mis sueños fuiste entrando a diario te fui pensando y en cada minuto mi amor ha ido aumentando.
Mi alma es una errante que se aferra a no perderte que se muere si no te tiene que se quiebra al mirarte. Yo nunca, dejaré de quererte ciento que muero por dentro porque siento la debilidad de tus besos; en mis labios llenos de eternos miedos, porque me acostumbre a tu cuerpo, porque vives en mi pensamiento, porque estar sin ti no puedo...
Lo que yo creo de mí, lo que pienso de mí, tiene que ser igual con lo que yo siento acerca de mí, de lo cual dependerá lo que yo haga de mi vida. El pensamiento crítico de mi yo, me conduce a la disyuntiva de elegir entre optar por la venganza o por el perdón, de dar pie al afán desmedido de enriquecerme o ser generoso y compartir, de elegir entre el compromiso conyugal y fidelidad o tener una doble vida. La interpretación de lo que vivimos nos debe llevar a no quedarnos solos con la emoción y los sentimientos sino convertirlos en experiencia, de tal forma que vayamos llenando los años de vida y no vayamos llenando de años la vida.Acumular años sin acumular vida, es quedarse con la vivencia sin convertirla en experiencia.
Cuando hemos sentido y vivido la alegría de sabernos útiles, de enjugar las lágrimas de otra persona, de aligerar el dolor del enfermo, de acompañar al que está triste, o de haber escuchado, amado y ofrecido la mano al más necesitado, esto nos estará vacunando contra el egoísmo, la mediocridad y la vanidad.
La verdad y el bien debemos captarlos con emoción para que nos mueva a la acción, para que nos conduzca a la práctica de obras positivas.
Formemos hábitos virtuosos que hagan que nuestras actitudes y conductas generosas, honestas y responsables, sean algo cotidiano y ordinario, que se exprese de manera espontánea y habitual.
Nuestra constante adhesión a principios y valores universales da unidad y sentido a nuestras vidas.