…permítanme que me apresure a señalar que el término «heroísmo» puede llamar a engaño. La aceptación de la receta ofertada, la ingestión de la dosis recomendada del medicamento prescrito, la total disciplina y el fiel seguimiento de las rutinas que prometen conducir de aquí a la eternidad, no requieren ni la clase de coraje ni la disposición al sacrificio que tendemos a asociar con la idea de actos heroicos. En el mejor de los casos, el ajetreo por eclipsar la muerte, con la ayuda de instrumentos cuyo poder de eclipsar la muerte lo ha garantizado la sociedad, es una ingeniosa magia al mismo nivel que la proeza de los alquimistas: asegurar la duración, quizás una duración eterna, desplegando materias primas sumamente frágiles y poderes evidentemente pasajeros. Se trata sin duda de un logro notable, extraordinario e increíble, de una magnitud capaz de justificar retrospectivamente la aspiración al título de héroe. No obstante, dicho título sólo tiene sentido como privilegio ofrecido a unos cuantos escogidos, mientras que la idea de que la sociedad es un «sistema de héroes» estriba, por el contrario, en que los medios y arbitrios para semejante logro se ponen a disposición de la gente corriente, que carece de los talentos y del valor exquisitos e insólitos del manojo, ciertamente reducido, de audaces guerreros para quienes se diseñó la idea de «heroísmo» en su sentido originario. La estratagema no funcionaría, a duras penas podría llegar a ser la sociedad un «sistema de héroes», a no ser que «todos pudieran hacerlo». Para decirlo sin rodeos, la frase «sistema de héroes» es una contradicción en sus términos.
Incluso si a diferentes clases de personas se les ofrece diferentes vehículos destinados a transportarlas a la eternidad, cabe afirmar que la división más crucial entre tales vehículos es la diferencia entre coches privados y autobuses públicos. La sugerencia de Becker precisa una corrección. La sociedad, así como la cultura que hace de la sociedad humana un sistema, es un artilugio que posibilita que seres humanos corrientes y no heroicos lleven a cabo las hazañas heroicas de manera cotidiana y prosaica...
Zygmunt Bauman