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by gcisnero54
on 26/4/10
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@infoCIUDADANO D: Date: Monday, April 26, 2010, 2:55 AM
>
>
>
> http://www.elindepe ndent.org/ articulos/ article.asp? id=1535
>
> La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a
> marca capitalista
>
> 11/7/2005
> Alvaro Vargas
> Llosa
>
> El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al
> capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca
> capitalista. Su semblante adorna jarros de café, caperuzas,
> encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol, tocados,
> bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans de
> denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras con la
> fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su
> boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que
> el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo—y en la
> imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el
> logotipo del revolucionario (¿o del capitalista? ) “chic”. Sean O''Hagan
> sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con
> el eslogan "El Che lava más blanco."
>
> Los productos del Che son comercializados por grandes corporaciones y
> por pequeñas empresas, tales como la Burlington Coat Factory, la cual
> difundió un comercial televisivo presentando a un joven en pantalones de
> fajina luciendo una remera del Che, o la Flamingo''s Boutique en Union
> City, Nueva Jersey, cuyo propietario respondió a la furia de los
> exiliados cubanos locales con este argumento devastador: "Yo vendo lo
> que la gente desea comprar." Los revolucionarios también se unieron a
> este frenesí de productos—desde "The Che Store", que vende provisiones,
> hasta el sitio que atiende "todas sus necesidades revolucionarias" en
> Internet, y el escritor italiano Gianni Minà, quien le vendió a Robert
> Redford los derechos cinematográficos del diario del Che sobre su
> juvenil viaje alrededor de América del Sur en el año 1952 a cambio de
> poder acceder al rodaje del film Diarios de Motocicleta y de que
> Minà pudiese producir su propio documental. Para no mencionar a Alberto
> Granado, quien acompañó al Che en su viaje de juventud y ahora asesora
> documentalistas, y que se quejaba hace poco en Madrid, según el diario El
> País, ante un Rioja y un magret de pato, de que el embargo
> estadounidense contra Cuba le dificulta el cobro de las regalías. Para
> llevar a la ironía más lejos: el edificio en el cual nació Guevara en la
> ciudad de Rosario, Argentina, un espléndido inmueble de comienzos del
> siglo veinte sito en la esquina de las calles Urquiza y Entre Ríos, se
> encontraba hasta hace poco ocupado por la administradora de fondos de
> jubilaciones y pensiones privada Máxima AFJP, una hija de la
> privatización de la seguridad social argentina en la década de 1990.
>
> La metamorfosis del Che Guevara en una marca capitalista no es nueva,
> pero la marca viene experimentando un renacimiento—un renacimiento
> especialmente destacable, dado que el mismo tiene lugar años después del
> colapso político e ideológico de todo lo que Guevara representaba. Esta
> suerte inesperada se debe sustancialmente a Diarios de Motocicleta,
> la película producida por Robert Redford y dirigida por Walter Salles.
> (Es una de las tres películas más importantes sobre el Che ya realizadas
> o actualmente en rodaje en los últimos dos años; las otras dos han sido
> dirigidas por Josh Evans y Steven Soderbergh.) Hermosamente rodada en
> paisajes que claramente han eludido los efectos erosivos de la polución
> capitalista, el film exhibe al joven en un viaje de auto-descubrimiento a
> medida que su conciencia social en ciernes tropieza con la explotación
> social y económica, lo que va preparando el terreno para la reinvención
> del hombre a quien Sartre llamara alguna vez el ser humano más completo
> de nuestra era.
>
> Pero para ser más preciso, el actual renacimiento del Che se inició
> en 1997, en el trigésimo aniversario de su muerte, cuando cinco
> biografías abrumaron las librerías y sus restos fueron descubiertos
> cerca de una pista de aterrizaje en el aeropuerto de Vallegrande, en
> Bolivia, después de que un general boliviano retirado, en una revelación
> espectacularmente oportuna, indicara la ubicación exacta. El
> aniversario volvió a centrar la atención en la famosa fotografía de
> Freddy Alborta del cadáver del Che tendido sobre una mesa, escorzado,
> muerto y romántico, luciendo como Cristo en un cuadro de Mantegna.
>
> Es usual que los seguidores de un culto no conozcan la verdadera
> historia de su héroe. (Muchos rastafaris renunciarían a Haile Selassie
> si tuviesen alguna idea de quien fue en realidad.) No sorprende que los
> seguidores contemporáneos de Guevara, sus nuevos admiradores
> post-comunistas, también se engañen a sí mismos al aferrarse a un
> mito—excepto los jóvenes argentinos que corean una expresión de rima
> perfecta: "Tengo una remera del Che y no sé por qué."
>
> Considérese a algunos de los individuos que recientemente han
> blandido o invocado el retrato de Guevara como un emblema de justicia y
> rebelión contra el abuso de poder. En el Líbano, unos manifestantes que
> protestaban en contra de Siria ante la tumba del ex primer ministro
> Rafiq Hariri portaban la imagen del Che. Thierry Henry, un jugador de
> fútbol francés que juega para el Arsenal, en Inglaterra, se apareció en
> una importante velada de gala organizada por la FIFA, el organismo del
> fútbol mundial, vistiendo una remera roja y negra del Che. En una
> reciente reseña publicada en The New York Times sobre Land of
> the Dead de George A. Romero, Manohla Dargis destacaba que "el mayor
> impacto aquí puede ser el de la transformació n de un zombi negro en un
> virtuoso líder revolucionario, " y agregó: "Creo que el Che en verdad
> vive, después de todo."
>
> El héroe del fútbol Maradona ostentó el emblemático tatuaje del Che
> en su brazo derecho durante un viaje en el que se reunió con Hugo Chávez
> en Venezuela. En Stavropol, al sur de Rusia, unos manifestantes que
> reclamaban los pagos en efectivo de los beneficios del bienestar social
> tomaron la plaza central con banderas del Che. En San Francisco, City
> Lights Books, el legendario hogar de la literatura beat, invita a los
> visitantes a una sección dedicada a América Latina en la cual la mitad
> de los estantes se encuentra ocupada por libros del Che. José Luis
> Montoya, un oficial de policía mexicano que combate el crimen
> relacionado con las drogas en Mexicali luce una vincha del Che porque
> ella lo hace sentirse más fuerte. En el campo de refugiados de Dheisheh,
> en la margen occidental del río Jordán, los afiches del Che adornan un
> muro que le rinde tributo a la Intifada. Una revista dominical dedicada a
> la vida social en Sydney, Australia, enumera a los tres invitados
> ideales en una cena: Alvar Aalto, Richard Branson, y el Che Guevara.
> Leung Kwok-hung, el rebelde elegido a la junta legislativa de Hong Kong,
> desafía a Beijing al vestir una remera del Che. En Brasil, Frei Betto,
> consejero del Presidente Lula da Silva y encargado del programa de alto
> perfil "Hambre Cero," afirma que "deberíamos prestarle menos atención a
> Trotsky y mucha más al Che Guevara." Y lo más estupendo de todo, en la
> ceremonia de este año de los Premios de la Academia, Carlos Santana y
> Antonio Banderas interpretaron la canción principal del film Diarios
> de Motocicleta: Santana se presentó luciendo una remera del Che y
> un crucifijo. Las manifestaciones del nuevo culto del Che están por
> todas partes. Una vez más el mito está apasionando a individuos cuyas
> causas en su mayor parte representan exactamente lo opuesto de lo que
> era Guevara.
>
> Ningún hombre carece de algunas cualidades atenuantes. En el caso del
> Che Guevara, esas cualidades pueden ayudarnos a medir el abismo que
> separa a la realidad del mito. Su honestidad (quiero decir: honestidad
> parcial) significa que dejó testimonio escrito de sus crueldades,
> incluido lo muy malo, aunque no lo peor. Su coraje—que Castro describió
> como "su manera, en los momentos difíciles y peligrosos, de hacer las
> cosas más difíciles y peligrosas"—significa que no vivió para asumir la
> plena responsabilidad por el infierno de Cuba. El mito puede decir tanto
> acerca de una época como la verdad. Y es así que gracias a los propios
> testimonios que el Che brinda de sus pensamientos y de sus actos, y
> gracias también a su prematura desaparición, podemos saber exactamente
> cuan engañados están muchos de nuestros contemporáneos respecto de
> muchas cosas.
>
> Guevara puede haberse enamorado de su propia muerte, pero estaba
> mucho más enamorado de la muerte ajena. En abril de 1967, hablando por
> experiencia, resumió su idea homicida de la justicia en su "Mensaje a la
> Tricontinental" : “El odio como factor de lucha; el odio intransigente
> al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo
> convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de
> matar”. Sus primeros escritos se encuentran también sazonados con esta
> violencia retórica e ideológica. A pesar de que su ex novia Chichina
> Ferreyra duda de que la versión original de los diarios de su viaje en
> motocicleta contenga la observación de "siento que mis orificios nasales
> se dilatan al saborear el amargo olor de la pólvora y de la sangre del
> enemigo," Guevara compartió con Granado en esa temprana edad esta
> exclamación: "¿Revolución sin disparar un tiro? Estás loco." En otras
> ocasiones el joven bohemio parecía incapaz de distinguir entre la
> frivolidad de la muerte como un espectáculo y la tragedia de las
> victimas de una revolución. En una carta a su madre en 1954, escrita en
> Guatemala, donde fue testigo del derrocamiento del gobierno
> revolucionario de Jacobo Arbenz, escribió: “Aquí estuvo muy divertido
> con tiros, bombardeos, discursos y otros matices que cortaron la
> monotonía en que vivía”.
>
> La disposición de Guevara cuando viajaba con Castro desde México a
> Cuba a bordo del Granma es capturada en una frase de una carta a su
> esposa que redactó el 28 de enero de 1957, no mucho después de
> desembarcar, publicada en su libro Ernesto: Una Biografía del Che
> Guevara en Sierra Maestra: “Estoy en la manigua cubana, vivo y
> sediento de sangre”. Esta mentalidad había sido reforzada por su
> convicción de que Arbenz había perdido el poder debido a que había
> fallado en ejecutar a sus potenciales enemigos. En una carta anterior a
> su ex novia Tita Infante había observado que “Si se hubieran producido
> esos fusilamientos, el gobierno hubiera conservado la posibilidad de
> devolver los golpes”. No sorprende que durante la lucha armada contra
> Batista, y luego tras el ingreso triunfal en La Habana, Guevara
> asesinara o supervisara las ejecuciones en juicios sumarios de
> muchísimas personas—enemigos probados, meros sospechados y aquellos que
> se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado.
>
> En enero de 1957, tal como lo indica su diario desde la Sierra
> Maestra, Guevara le disparó a Eutimio Guerra porque sospechaba que aquel
> se encontraba pasando información: “Acabé con el problema dándole un
> tiro con una pistola del calibre 32 en la sien derecha, con orificio de
> salida en el temporal derecho...sus pertenencias pasaron a mi poder”.
> Más tarde mató a tiros a Aristidio, un campesino que expresó el deseo de
> irse cuando los rebeldes siguieran su camino. Mientras se preguntaba si
> esta victima en particular "era en verdad lo suficientemente culpable
> como para merecer la muerte," no vaciló en ordenar la muerte de
> Echevarría, el hermano de uno de sus camaradas, en razón de crímenes no
> especificados: "Tenía que pagar el precio." En otros momentos simularía
> ejecuciones sin llevarlas a cabo, como un método de tortura psicológica.
>
> Luis Guardia y Pedro Corzo, dos investigadores que se encuentran
> trabajando en Florida en un documental sobre Guevara, han obtenido el
> testimonio de Jaime Costa Vázquez, un ex comandante del ejército
> revolucionario conocido como "El Catalán," quien sostiene que muchas de
> las ejecuciones atribuidas a Ramiro Valdés (futuro ministro del interior
> de Cuba) fueron responsabilidad directa de Guevara, debido a que Valdés
> se encontraba bajo sus ordenes en las montañas. “Ante la duda, mátalo”
> fueron las instrucciones del Che. En vísperas de la victoria, según
> Costa, el Che ordenó la ejecución de un par de docenas de personas en
> Santa Clara, en Cuba central, hacia donde había marchado su columna como
> parte de un asalto final contra la isla. Algunos de ellos fueron
> muertos en un hotel, como ha escrito Marcelo Fernándes-Zayas, otro ex
> revolucionario que después se convertiría en periodista (agregando que
> entre los ejecutados había campesinos conocidos como casquitos
> que se habían unido al ejército simplemente para escapar del desempleo).
>
> Pero la "fría máquina de matar" no dio muestra de todo su rigor hasta
> que, inmediatamente después del colapso del régimen de Batista, Castro
> lo pusiera a cargo de la prisión de La Cabaña. (Castro tenía un buen ojo
> clínico para escoger a la persona perfecta para proteger a la
> revolución contra la infección.) San Carlos de La Cabaña es una
> fortaleza de piedra que fue utilizada para defender a La Habana contra
> los piratas ingleses en el siglo dieciocho; más tarde se convirtió en un
> cuartel militar. De una manera que evoca al escalofriante Lavrenti
> Beria, Guevara presidió durante la primera mitad de 1959 uno de los
> periodos más oscuros de la revolución. José Vilasuso, abogado y profesor
> en la Universidad Interamericana de Bayamón en Puerto Rico, quien
> pertenecía al grupo encargado del proceso judicial sumario en La Cabaña,
> me dijo recientemente que
>
> “El Che dirigió la Comisión Depuradora. El proceso se regía
> por la ley de la sierra: tribunal militar de hecho y no jurídico, y el
> Che nos recomendaba guiarnos por la convicción. Esto es: “Sabemos que
> todos son unos asesinos, luego proceder radicalmente es lo
> revolucionario”. Miguel Duque Estrada era mi jefe inmediato. Mi función
> era de instructor. Es decir legalizar profesionalmente la causa y
> pasarla al ministerio fiscal, sin juicio propio alguno. Se fusilaba de
> lunes a viernes. Las ejecuciones se llevaban a cabo de madrugada, poco
> después de dictar sentencia y declarar sin lugar (de oficio) la
> apelación. La noche más siniestra que recuerdo se ejecutaron siete
> hombres”.
>
> Javier Arzuaga, el capellán vasco que les brindaba consuelo a
> aquellos condenados a morir y que presenció personalmente docenas de
> ejecuciones, habló conmigo recientemente desde su casa en Puerto Rico.
> Ex sacerdote católico de setenta y cinco años de edad, quien se describe
> como "más cercano a Leonardo Boff y a la Teología de la Liberación que
> al ex cardenal Cardinal Ratzinger," Arzuaga recuerda que
>
> “La cárcel de La Cabaña se mantuvo llena a rebosar. Sobre
> 800 hombres hacinados en un espacio pensado para no más de 300:
> militares batistianos o miembros de algunos de los cuerpos de la
> policía, algunos “chivatos”, periodistas, empresarios o comerciantes.
> El juez no tenía por qué ser hombre de leyes; sí, en cambio, pertenecer
> al ejército rebelde, al igual que los compañeros que ocupaban con él la
> mesa del tribunal. Casi todas las vistas de apelación estuvieron
> presididas por el Che Guevara. No recuerdo ningún caso cuya sentencia
> fuera revocada en esas vistas. Todos los días yo visitaba la “galera
> de la muerte”, donde permanecían los prisioneros desde que eran
> sentenciados a muerte. Corrió la voz de que yo hipnotizaba a los
> condenados antes de salir para el paredón y que por eso se daban tan
> fáciles las cosas, sin escenas desagradables, y el Che Guevara dio orden
> de que nadie fuera conducido al paredón sin que yo estuviera presente.
> Yo asistí a 55 fusilamientos hasta el mes de mayo, cuando me fui. Eso no
> quiere decir que no se siguiera fusilando. Herman Marks era un
> americano, se decía que era prófugo de la justicia. Lo llamábamos “el
> carnicero” porque gozaba gritando “pelotón, atención, preparen, apunten,
> fuego”. Conversé varias veces con el Che con el fin de interceder por
> determinadas personas. Recuerdo muy bien el caso de Ariel Lima que era
> menor de edad, pero fue inflexible. Lo mismo puedo decir de Fidel
> Castro, a quien acudí también en dos ocasiones con igual propósito.
> Sufrí un trauma. A finales de mayo me sentía mal y se me recomendó
> abandonar la parroquia de Casa Blanca, dentro de cuyos límites se
> encontraba La Cabaña y que yo había atendido en los últimos tres años.
> Me fui a México para un tratamiento. Cuando nos despedíamos, el Che
> Guevara me dijo que nos habíamos llevado bien, tratando los dos de sacar
> el otro de su campo para atraerlo al de uno. “Hemos fracasado los dos.
> Cuando nos quitemos las caretas que hemos llevado puestas, seremos
> enemigos frente a frente”.
>
> ¿Cuánta gente fue asesinada en La Cabaña? Pedro Corzo ofrece una
> cifra de unos doscientos, similar a la proporcionada por Armando Lago,
> un profesor de economía retirado que ha compilado una lista de 179
> nombres como parte de un estudio de ocho años sobre las ejecuciones en
> Cuba. Vilasuso me dijo que cuatrocientas personas fueron ejecutadas
> entre el mes de enero y fines de junio de 1959 (fecha en el que el Che
> dejó de estar a cargo de La Cabaña). Los cables secretos enviados por la
> Embajada de los Estados Unidos en La Habana al Departamento de Estado
> en Washington hablan de "más de 500." Según Jorge Castañeda, uno de los
> biógrafos de Guevara, un católico vasco simpatizante de la revolución,
> el fallecido Padre Iñaki de Aspiazú, hablaba de setecientas victimas.
> Félix Rodríguez, un agente de la CIA quien fue parte del equipo a cargo
> de la captura de Guevara en Bolivia, me dijo que él encaró al Che
> después de su captura respecto de "las dos mil y pico" ejecuciones por
> las que fue responsable durante su vida. "Dijo que todos eran agentes de
> la CIA y no se refirió a la cifra," recuerda Rodríguez. Las cifras más
> altas pueden incluir ejecuciones que tuvieron lugar en los meses
> posteriores a la fecha en que el Che dejó de estar a cargo de la
> prisión.
>
> Lo cual nos trae de regreso a Carlos Santana y a su elegante
> indumentaria del Che. En una carta abierta publicada en El Nuevo
> Herald el 31 de marzo de este año, el gran músico de jazz Paquito
> D''Rivera reprochó a Santana su vestuario en la ceremonia de los Premios
> Oscar, y agregó: “Uno de esos cubanos fue mi primo Bebo, preso allí
> precisamente por ser cristiano. El me cuenta siempre con amargura cómo
> escuchaba desde su celda en la madrugada los fusilamientos sin juicio de
> mucho que morían gritando “¡Viva Cristo Rey!”.
>
> El ansia de poder del Che tenía otras maneras de expresarse además
> del asesinato. La contradicción entre su pasión por viajar—una especie
> de protesta contra las limitaciones del estado-nación—y su impulso por
> convertirse en un estado esclavizante en relación a otras personas es
> patético. Al escribir acerca de Pedro Valdivia, el conquistador de
> Chile, Guevara reflexionaba: "Pertenecía a esa clase especial de hombres
> a los que la especie produce de vez en cuando, en quienes un anhelo por
> el poder ilimitado es tan extremo que cualquier sufrimiento para
> lograrlo parece natural." Podría haber estado describiéndose así mismo.
> En cada etapa de su vida adulta, sus megalomanía se manifestaba en el
> impulso depredador por apoderarse de las vidas y de la propiedad de
> otras personas, y de abolir su libre voluntad.
>
> En 1958, después de tomar la ciudad de Sancti Spiritus, Guevara
> intento sin éxito imponer una especie de sharia, regulando las
> relaciones entre los hombres y las mujeres, el uso del alcohol, y el
> juego informal—un puritanismo que no caracterizaba precisamente su
> propia forma de vida. Les ordenó también a sus hombres que asaltaran
> bancos, una decisión que justificó en una carta a Enrique Oltuski, un
> subordinado, en noviembre de ese año: "Las masas que luchan están de
> acuerdo con asaltar a los bancos porque ninguno de ellos tiene un
> centavo en los mismos." Esta idea de la revolución como una licencia
> para reasignar la propiedad según le conviniese condujo al puritano
> marxista a apoderarse de la mansión de un emigrante tras el triunfo de
> la revolución.
>
> El impulso de desposeer a los demás de su propiedad y de reclamar la
> propiedad del territorio de otros fue central a la política opresiva de
> Guevara. En sus memorias, el líder egipcio Gamal Abdel Nasser cuenta que
> Guevara le preguntó cuántas personas habían abandonado su país debido a
> la reforma agraria. Cuando Nasser replicó que ninguna, el Che contestó
> enojado que la manera de medir la profundidad del cambio es a través del
> número de individuos "que sienten que no hay lugar para ellos en la
> nueva sociedad." Este instinto depredador alcanzó un apoteosis en 1965,
> cuando empezó a hablar, como Dios, acerca del "Hombre Nuevo" que él y su
> revolución crearían.
>
> La obsesión del Che con el control colectivista lo llevó a colaborar
> en la formación del aparato de seguridad que fue establecido para
> subyugar a seis millones y medio de cubanos. A comienzos de 1959, una
> serie de reuniones secretas tuvo lugar en Tarará, cerca de La Habana, en
> la mansión a la cual el Che temporalmente se retiró para recuperarse de
> una enfermedad. Allí fue donde los líderes principales, incluido
> Castro, diseñaron al estado policíaco cubano. Ramiro Valdés, subordinado
> del Che durante la guerra de guerrillas, fue puesto al mando del G-2,
> un cuerpo inspirado en la Cheka. Angel Ciutah, un veterano de la Guerra
> Civil española enviado por los soviéticos que había estado muy cerca de
> Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, y que más tarde entablaría
> amistad con el Che, desempeñó un papel fundamental en la organización
> del sistema, junto con Luis Alberto Lavandeira, quien había servido al
> jefe en La Cabaña. El propio Guevara se hizo cargo del G-6, el grupo al
> que se le encomendó el adoctrinamiento ideológico de las fuerzas
> armadas. La invasión respaldada por los EE.UU. de Bahía de Cochinos en
> abril de 1961 se convirtió en la ocasión perfecta para consolidar al
> nuevo estado policíaco, con el acorralamiento de decenas de miles de
> cubanos y una nueva serie de ejecuciones. Como el mismo Guevara le
> expresó al embajador soviético Sergei Kudriavtsev, los
> contrarrevolucionar ios nunca "volverían a levantar su cabeza."
>
> "Contrarrevoluciona rio" es el término que se le aplicaba a cualquiera
> que se apartara del dogma. Era el equivalente comunista de "hereje."
> Los campos de concentración eran una forma en la cual el poder dogmático
> era empleado para suprimir el disenso. La historia le atribuye al
> general español Valeriano Weyler, el capitán general de Cuba a finales
> del siglo diecinueve, haber empleado por vez primera a la palabra
> "concentració n" para describir la política de cercar a las masas de
> potenciales opositores—en su caso a los simpatizantes del movimiento
> independentista cubano—con alambre de púas y empalizadas. Qué irónico (y
> apropiado) que los revolucionarios de Cuba más de medio siglo después
> continuasen con esta tradición local. Al principio, la revolución
> movilizó a voluntarios para construir escuelas y para trabajar en los
> puertos, plantaciones, y fábricas—todas ellas exquisitas oportunidades
> fotográficas para el Che el estibador, el Che el cortador de caña, el
> Che el fabricante de telas. No pasó mucho tiempo antes de que el trabajo
> voluntario se volviese un poco menos voluntario: el primer campamento
> de trabajos forzados, Guanahacabibes, fue establecido en Cuba occidental
> hacia el final de 1960. Así es como el Che explicaba la función
> desempeñada por este método de confinamiento: “A Guanahacabibes se manda
> a la gente que no debe ir a la cárcel , la gente que ha cometido faltas
> a la moral revolucionaria de mayor o menor grado...es trabajo duro, no
> trabajo bestial”.
>
> Este campamento fue el precursor del confinamiento sistemático, a
> partir de 1965 en la provincia de Camagüey, de disidentes, homosexuales,
> victimas del SIDA, católicos, Testigos de Jehová, sacerdotes
> afro-cubanos, y otras escorias por el estilo, bajo la bandera de las
> Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Hacinados en
> autobuses y camiones, los "desadaptados" serían transportados a punta de
> pistola a los campos de concentración organizados sobre la base del
> modelo de Guanahacabibes. Algunos nunca regresarían; otros serían
> violados, golpeados, o mutilados; y la mayoría quedarían traumatizados
> de por vida, como el sobrecogedor documental de Néstor Almendros Conducta
> Impropia se lo mostrara al mundo un par de décadas atrás.
>
> De esta manera, la revista Time parece haber errado en agosto
> de 1960 cuando describió a la división del trabajo de la revolución con
> una nota de tapa presentando al Che Guevara como el "cerebro," a Fidel
> Castro como el "corazón" y a Raúl Castro como el "puño." Pero la
> percepción revelaba el papel crucial de Guevara en hacer de Cuba un
> bastión del totalitarismo. El Che era de alguna manera un candidato
> improbable para la pureza ideológica, dado su espíritu bohemio, pero
> durante los años de entrenamiento en México y en el periodo resultante
> de la lucha armada en Cuba emergió como el ideólogo comunista locamente
> enamorado de la Unión Soviética, en gran medida para molestia de Castro y
> de otros que eran esencialmente oportunistas dispuestos a utilizar
> cualquier medio necesario para ganar poder. Cuando los aspirantes a
> revolucionarios fueron arrestados en México en 1956, Guevara fue el
> único que admitió que era un comunista y que estaba estudiando ruso.
> (Habló abiertamente de su relación con Nikolai Leonov de la Embajada
> Soviética.) Durante la lucha armada en Cuba, forjó una férrea alianza
> con el Partido Socialista Popular (el partido comunista de la isla) y
> con Carlos Rafael Rodríguez, un jugador importante en la conversión del
> régimen de Castro al comunismo.
>
> Esta fanática disposición convirtió al Che en una parte esencial de
> la "sovietizació n" de la revolución que se había jactado reiteradamente
> de su carácter independiente. Muy poco después de que los barbudos
> llegaran al poder, Guevara participó de negociaciones con Anastas
> Mikoyan, el vice primer ministro soviético, quien visitó Cuba. Le fue
> confiada la misión de promover las negociaciones soviético-cubanas
> durante una visita a Moscú a finales de 1960. (La misma fue parte de un
> largo viaje en el cual la Corea del Norte de Kim Il Sung fue el país que
> “más” le impresionó.) El segundo viaje a Rusia de Guevara, en agosto de
> 1962, fue aún más significativo, en razón de que el mismo selló el
> acuerdo para convertir a Cuba en una cabeza de playa nuclear soviética.
> Se reunió con Khrushchev en Yalta para finalizar los detalles sobre una
> operación que ya se había iniciado y que involucraba la introducción en
> la isla de cuarenta y dos misiles soviéticos, la mitad de los cuales
> estaban armados con ojivas nucleares, así como también lanzadores y
> unos cuarenta y dos mil soldados. Tras presionar a sus aliados
> soviéticos sobre el peligro de que los Estados Unidos pudiesen descubrir
> lo que estaba aconteciendo, Guevara obtuvo garantías de que la marina
> soviética intervendría—en otras palabras, de que Moscú estaba preparada
> para ir a la guerra.
>
> Según la biografía de Guevara de Philippe Gavi, el revolucionario
> había alardeado que "su país se encuentra deseoso de arriesgarlo todo en
> una guerra atómica de inimaginable capacidad destructiva para defender
> un principio." Apenas después de finalizada la crisis de los misiles
> cubanos—cuando Khrushchev renegó de la promesa hecha en Yalta y negoció
> un acuerdo con los Estados Unidos a espaldas de Castro que incluía la
> remoción de los misiles estadounidenses de Turquía—Guevara dijo a un
> periódico comunista británico: "Si los cohetes hubiesen permanecido, los
> hubiésemos utilizado a todos y dirigido contra el mismo corazón de los
> Estados Unidos, incluida Nueva York, en nuestra defensa contra la
> agresión." Y un par de años más tarde, en las Naciones Unidas, fue leal a
> las formas: "Como marxistas hemos sostenido que la coexistencia
> pacífica entre las naciones no incluye a la coexistencia entre los
> explotadores y el explotado."
>
> Guevara se distanció de la Unión Soviética en los últimos años de su
> vida. Lo hizo por las razones equivocadas, culpando a Moscú por ser
> demasiado blando ideológica y diplomáticamente, y hacer demasiadas
> concesiones—a diferencia de la China maoísta, a la cual llegó a ver
> como un refugio de la ortodoxia. En octubre de 1964, un memo escrito por
> Oleg Daroussenkov, un funcionario soviético cercano a él, cita a
> Guevara diciendo: "Les pedimos armas a los checoslovacos; y nos
> rechazaron. Luego se las pedimos a los chinos; dijeron que sí en pocos
> días, y ni siquiera nos cobraron, declarando que uno no le vende armas a
> un amigo." En realidad, Guevara se resintió por el hecho de que Moscú
> le estaba solicitando a otros miembros del bloque comunista, incluida
> Cuba, algo a cambio de su colosal ayuda y de su apoyo político. Su
> ataque final contra Moscú llegó en Argelia, en febrero de 1965, en una
> conferencia internacional en la que acusó a los soviéticos de adoptar la
> "ley del valor," es decir, el capitalismo. Su ruptura con los
> soviéticos, en síntesis, no fue un grito en favor de la independencia.
> Fue un alarido al estilo de Enver Hoxha en aras de la total
> subordinación de la realidad a la ciega ortodoxia ideológica.
>
> El gran revolucionario tuvo una oportunidad de poner en práctica su
> visión económica—su idea de la justicia social—como director del Banco
> Nacional de Cuba y del Departamento de Industria del Instituto Nacional
> de la Reforma Agraria a fines de 1959, y, desde principios de 1961, como
> ministro de industria. El periodo en el cual Guevara estuvo a cargo de
> la mayor parte de la economía cubana atestiguó el cuasi colapso de la
> producción de azúcar, el fracaso de la industrializació n y la
> introducción del racionamiento—todo esto en el que había sido uno de los
> cuatros países económicamente más exitosos de América Latina desde
> antes de la dictadura de Batista.
>
> Su tarea como director del Banco Nacional, durante la cual imprimió
> billetes que llevaban la firma "Che," ha sido sintetizada por su
> asistente, Ernesto Betancourt: “Encontré en el Che una ignorancia
> absoluta de los principios más elementales de la economía”. Los poderes
> de percepción de Guevara respecto de la economía mundial fueron muy bien
> expresados en 1961, durante una conferencia hemisférica celebrada en
> Uruguay, donde predijo una tasa de crecimiento para Cuba del 10 por
> ciento "sin el menor temor," y, para 1980, un ingreso per capita mayor
> que el de "los EE.UU. en la actualidad." En verdad, hacia 1997, el
> trigésimo aniversario de su muerte, los cubanos se encontraban bajo una
> dieta consistente en una ración de cinco libras de arroz y una libra de
> frijoles por mes; cuatro onzas de carne dos veces al año; cuatro onzas
> de pasta de soja por semana; y cuatro huevos por mes.
>
> La reforma agraria le quitó tierra al rico, pero se la dio a los
> burócratas, no a los campesinos. (El decreto fue redactado en la casa
> del Che.) En el nombre de la diversificació n, el área cultivada fue
> reducida y la mano de obra disponible distraída hacia otras actividades.
> El resultado fue que entre 1961 y 1963, la cosecha se redujo a la
> mitad: apenas unos 3,8 millones de toneladas métricas. ¿Se justificaba
> este sacrificio por el fomento de la industrializació n cubana?
> Desdichadamente, Cuba carecía de materias primas para la industria
> pesada, y, como una consecuencia de la redistribució n revolucionaria, no
> contaba con una moneda sólida con la cual adquirirlas—o incluso
> adquirir los productos básicos. Para 1961, Guevara estaba teniendo que
> dar explicaciones embarazosas a los trabajadores en la oficina:
> "Nuestros camaradas técnicos en las compañías han producido una pasta
> dental... tan buena como la anterior; limpia exactamente lo mismo, a
> pesar de que después de un tiempo se vuelve una piedra." Para 1963,
> todas las esperanzas de industrializar a Cuba fueron abandonadas, y la
> revolución aceptó su rol de proveedora colonial de azúcar al bloque
> soviético a cambio de petróleo para cubrir sus necesidades y para
> revenderlo a otros países. Durante las tres décadas siguientes, Cuba
> sobreviviría en base a un subsidio soviético de más o menos entre $65
> mil millones y $100 mil millones.
>
> Habiendo fracasado como héroe de la justicia social, ¿merece Guevara
> un lugar en los libros de historia como un genio de la guerra de
> guerrillas? Su mayor logro militar en la lucha contra Batista—la toma de
> la ciudad de Santa Clara después de emboscar un tren con pesados
> refuerzos—es seriamente cuestionado. Numerosos testimonios indican que
> el conductor del tren se rindió de antemano, acaso tras aceptar
> sobornos. (Gutiérrez Menoyo, quien dirigía un grupo guerrillero
> diferente en esa área, está entre aquellos que han criticado la historia
> oficial de Cuba sobre la victoria de Guevara.) Inmediatamente después
> del triunfo de la revolución, Guevara organizó ejércitos guerrilleros en
> Nicaragua, la República Dominicana, Panamá, y Haití—todos los cuales
> fueron aplastados. En 1964, envió al revolucionario argentino Jorge
> Ricardo Masetti a su muerte al persuadirlo de que montase un ataque
> contra su país natal desde Bolivia, justo después de que la democracia
> representativa había sido restablecida en la Argentina.
>
> Particularmente desastrosa fue la expedición al Congo en 1965.
> Guevara se alió con dos rebeldes—Pierre Mulele en el oeste y Laurent
> Kabila en el este—contra el desagradable gobierno congoleño, el cual era
> sostenido por los Estados Unido, por mercenarios sudafricanos y
> exiliados cubanos. Mulele había tomado posesión de Stanleyville antes de
> ser repelido. Durante su reinado de terror, tal como lo ha escrito V.S.
> Naipaul, asesinó a todos aquellos que podían leer y a todos los que
> vestían una corbata. Respecto del otro aliado de Guevara, Laurent
> Kabila, se trataba meramente de un perezoso y un corrupto por aquel
> entonces; pero el mundo descubriría en los años 90 que también él era
> una máquina de matar. En cualquier caso, Guevara se pasó gran parte de
> 1965 ayudando a los rebeldes en el este antes de abandonar el país de
> manera ignominiosa. Poco tiempo después, Mobutu llegó al poder e instaló
> una tiranía de décadas. (En los países latinoamericanos, de Argentina
> al Perú, las revoluciones inspiradas en el Che tuvieron el mismo
> resultado practico de reforzar el militarismo brutal durante muchos
> años.)
>
> En Bolivia, el Che fue nuevamente derrotado, y por última vez.
> Malinterpretó la situación local. Una reforma agraria había tenido lugar
> unos años antes; el gobierno había respetado muchas de las
> instituciones de las comunidades campesinas; y el ejército era cercano a
> los Estados Unidos a pesar de su nacionalismo. "Las masas campesinas no
> nos ayudan en absoluto" fue la melancólica conclusión de Guevara en su
> diario boliviano. Aún peor, Mario Monje, el líder comunista local, quien
> no tenía estómago para una guerra de guerrillas tras haber sido
> humillado en los comicios, condujo a Guevara hacia una ubicación
> vulnerable en el sudeste del país. Las circunstancias de la captura del
> Che en la quebrada del Yuro, poco después de reunirse con el intelectual
> francés Régis Debray y el pintor argentino Ciro Bustos, ambos
> arrestados cuando abandonaban el campamento, fueron, como gran parte de
> la expedición boliviana, cosa de aficionados.
>
> Guevara fue ciertamente audaz y corajudo, y rápido para organizar la
> vida en base a principios militares en los territorios bajo su control,
> pero no era un General Giap. Su libro La Guerra de Guerrillas
> enseña que las fuerzas populares pueden vencer a un ejército, que no es
> necesario aguardar a que se den las condiciones necesarias ya que un foco
> insurreccional puede provocarlos, y que el combate debe tener lugar
> principalmente en el campo. (En su receta para la guerra de guerrillas,
> reserva también para las mujeres el rol de cocineras y enfermeras.) Sin
> embargo, el ejército de Batista no era un ejército sino un corrupto
> manojo de matones carente de motivación y sin mucha organización; los focos
> guerrilleros, con la excepción de Nicaragua, terminaron todos en
> cenizas para los foquistas, y América Latina se ha vuelto urbana
> en un 70 por ciento en estas últimas cuatro décadas. Al respecto,
> también, el Che Guevara fue un cruel alucinado.
>
> En las últimas décadas del siglo diecinueve, Argentina tenía la
> segunda tasa de crecimiento más grande del mundo. Hacia la década de
> 1890, el ingreso real de los trabajadores argentinos era superior al de
> los trabajadores suizos, alemanes, y franceses. Para 1928, ese país
> ocupaba el duodécimo lugar en el mundo en cuanto a su PBI per capita.
> Ese logro, que las siguientes generaciones arruinarían, se debió en gran
> medida a Juan Bautista Alberdi.
>
> Al igual que Guevara, a Alberdi le gustaba viajar: caminó a través de
> las pampas y de los desiertos de norte a sur a los catorce años de
> edad, rumbo a Buenos Aires. Como Guevara, Alberdi se oponía a un tirano,
> Juan Manuel Rosas. Igual que Guevara, Alberdi tuvo la oportunidad de
> influir sobre un líder revolucionario en el poder—Justo José de Urquiza,
> quien derrocó a Rosas en 1852. Como Guevara, Alberdi representó al
> nuevo gobierno en giras mundiales, y murió en el exterior. Pero a
> diferencia del viejo y nuevo predilecto de la izquierda, Alberdi nunca
> mató una mosca. Su libro, Bases y puntos de partida para la
> organización de la República Argentina, fue la base de la
> Constitución de 1853 que limitó el Estado, abrió el comercio, alentó la
> inmigración y aseguró los derechos de propiedad, inaugurando de ese modo
> un periodo de setenta años de asombrosa prosperidad. No se entremetió
> en los asuntos de otras naciones, oponiéndose a la guerra de su país
> contra Paraguay. Su semblante no adorna el abdomen de Mike Tyson.
>
> Este trabajo fue originalmente publicado en inglés por la revista The
> New Republic bajo el titulo de The Killing Machine: Che Guevara,
> from Communist Firebrand to Capitalist Brand, en sus ediciones del 11 y
> 18 de julio de 2005.
> Traducido por Gabriel Gasave
>
> Alvaro
> Vargas Llosa es Académico Asociado Senior del Centro Para la
> Prosperidad Global en The Independent Institute y editor de Lessons
> from the Poor.