Ser Presidente Municipal no es fácil, pero ser Presidenta Municipal es todavía menos fácil. El condicionamiento de nuestra sociedad mexicana, centrada y basada en relaciones humanas desiguales y totalmente desequilibradas.
Las mujeres en México tenemos que vivir una lucha permanente y constante y con una intensidad siempre creciente para alcanzar la condición de mujeres. Y cuando esto llega a suceder nos damos cuenta que todavía no es suficiente, y entonces se inicia otra etapa más complicada, que es la de alcanzar la condición de ser seres humanos, lo cual aún no constituye el término de nuestra búsqueda y nuestra lucha y nos damos cuenta que tenemos entonces que trascender; este trascender enmarcado en los cánones de nuestra sociedad sería envejecer y morir como madres abnegadas, obedientes, silentes, entregadas en una especie de victimización en donde la sociedad nos enaltece porque al final de cuentas resultamos siendo heroínas de amores incondicionales a nuestros hijos, a nuestra familia, a nuestros hombres que poco comprenden a veces lo que somos, y obviamente a un país que todavía en algunos casos nos quiere ver sumisas y finalmente vencidas en el supuesto triunfo de la maternidad.
Pero cuando las realizamos sin disfraz, con autenticidad, con honestidad y con la profunda convicción de que desde nuestro nacimiento llevamos con nosotras la esencia de ser mujer, ser humano y trascender dentro de los marcos de la feminidad, entonces nos convertimos en una afrenta, en seres de competencia o de desprecio o de desconocimiento, de este modelo patriarcal.
Es indispensable que la legitimidad de nuestra lucha se vea nutrida por la esperanza, por el necesario cambio que nos lleve a la igualdad, que nos lleve a una fraternidad constructiva y, por lo tanto, nos conduzca a un fortalecimiento como seres humanos. Silvia Salazar Hernández #Jiutepec