En estos días se cumplen 100 años de su nacimiento en Rancagua (Chile). El Padre Velaz vivió una década en el hermano país donde nace su vocación americanista y realiza sus primeros estudios. Tras la muerte de su padre, su familia regresa a España, al terruño vasco del origen y allí, José María inicia su vida religiosa, ingresando en 1928 al Seminario de los Jesuitas de Loyola.
Lo conocí en el año 1954, a mi llegada a Caracas a través del Padre Genaro Aguirre y hasta el final de sus días, disfruté de su amistad. Fue mi maestro y consejero espiritual y con él empecé a trabajar en Fe y Alegría. También compartí amistad con sus hermanos Jose Manuel su mejor apoyo y continuador de la obra e Ignacio, mi compadre y a Lali, su esposa que, para la época, vivían en Caracas.
A los Velaz, me unieron el afecto y una sólida amistad. Es más, el Padre Jose María, celebró la misa de mi matrimonio.
Hoy, recordándolo me emociono y siento, como ayer, un renovado compromiso de continuar, con Fe y Alegría, luchando por Venezuela y sus mejores causas.
Tuve, además, la oportunidad, como Secretario General de la Primera Junta Directiva de Fe y Alegría de trabajar con él y aprender a diario y por muchos años, de su visión y tesón, esenciales para el desarrollo de la obra y sus logros. El Padre Velaz reunía en su personalidad una infinita capacidad de soñar y al mismo tiempo una inmensa capacidad para realizar. Entusiasmaba a sus colaboradores pues sus palabras, su ejemplo y dedicación a los más pobres, eran contundentes.
En un documento original, que conservo y me dedicó, y que con otros testimonios y fotos formaran parte del libro en el que estoy trabajando, escribió: "Fe y Alegría es una obra o mas bien un movimiento que crece y evoluciona bajo la inspiración cristiana del amor a los más desvalidos, no para cuidarlos y tutelarlos, sino para despertar en ellos el maravilloso resorte dormido de su propia determinación, de su intima autonomía, de su autentica libertad. Es la menos paternalista de las instituciones...".
Desde su nacimiento en la casa del albañil Abraham Reyes, el más generoso de los hombres que he conocido hasta el día de hoy, Fe y Alegría, sigue creciendo en toda nuestra América y su desarrollo llega ya al Continente Africano.
La primera meta que nos trazamos en Venezuela, 30 escuelas y 100.000 alumnos, nos superó ampliamente y ya para, 1968 Fe y Alegría estaba en Ecuador, Perú, Panamá y Bolivia. Hoy, con más de un millón de alumnos en 19 países y oficinas de apoyo, cooperación y promoción en Madrid, Fe y Alegría abarca, como lo hizo en Venezuela la educación primaria, secundaria, normal, agro técnica y tiene además escuelas radiofónicas.
Ha transcurrido medio siglo y por su coraje, su visión y su amor por Venezuela, estamos y seguiremos estando en deuda con el Padre Velaz, sacerdote ejemplar.
Por la profundidad de su pensamiento, por su promoción de la educación, como único y mejor instrumento de progreso y libertad, por su dedicación a niños y jóvenes, por su amor a los más necesitados, por su planteamiento universal y por su titánica acción creadora, hasta el ultimo día de su vida, estamos y estaremos, repito, comprometidos y en deuda con el Padre Jose María Velaz.
Nos dijo en su testamento: "Estoy pensando en vosotros en los que vendrán. Estoy levantando escuelas y talleres para una nueva juventud, trazando caminos para pasos que no serán los míos".
Al cumplirse 100 años de su nacimiento y en su memoria y agradecido recuerdo, sigamos su camino para que en Venezuela imperen la Fe y la Alegría y hagamos entre todos, unidos y en paz, un país mejor.