Ocurrió lo que todo el mundo sabía que iba a pasar: ayer los usuarios del Metro de Caracas no soportaron más tanta desidia y maltratos, y salieron a protestar pacíficamente exigiendo un mejor servicio. La camarilla militar de inmediato envió a la Policía Nacional Bolivariana para que le cayera a palos a quienes sólo ejercían el derecho democrático de manifestar que, además, está consagrado en nuestra Constitución nacional.
Vagones inservibles
Represión y Metro
Lo más grave es que la chavipolicía nacional bolivariana (¿Por qué será que el apellido bolivariano siempre se asocia a la represión?) arremetió sin consideración alguna contra los ciudadanos y se los llevó secuestrados como vulgares delincuentes, sin dar explicaciones a sus familiares y tildándolos de saboteadores. Los sacaron esposados de la estación del Metro en Propatria y los lanzaron a unos calabozos violando todos sus derechos ciudadanos.
De acuerdo con las informaciones de los medios, en la sede de la policía nacional roja rojita "se congregaron decenas de familiares de los presos, varios de los cuales aseguraron que sus parientes se trasladaban a sus sitios de trabajo cuando fueron sorprendidos por la protesta". Este es el centro del asunto: los trabajadores caraqueños están hartos de acudir a la estaciones del Metro a las 5:30 de la madrugada para llegar temprano a sus labores y lo que encuentran es un servicio que opera con retraso, que no llega a tiempo a su destino, que envía vagones con fallas evidentes, que mantiene cerradas muchas de las taquillas para el expendio de pasajes, que los torniquetes no funcionan y con decenas de escaleras mecánicas desactivadas en varias de las estaciones, lo cual afecta a los ancianos y los minusválidos.
El clima de respeto y de comportamiento ciudadano que estuvo vigente durante la cuarta república se perdió. Hoy imperan las reglas del lumpen bolivariano, los empujones a los viejitos, la música a todo volumen y los vendedores ambulantes y pedigüeños de todo tipo y calaña. Los arrebatones y los asaltos en las salidas de las estaciones no se hacen esperar. En fin, una tortura cotidiana inaceptable para los caraqueños.
Claro que los bolivarianos aburguesados ya no usan el Metro sino que se desplazan en camionetotas de lujo, algunos con escoltas por si acaso no los vayan a secuestrar en vista de que son nuevos ricos. Por eso llama la atención el comunicado conjunto del Ministerio del Poder Popular para el Transporte y la Compañía Anónima Metro de Caracas, los dos ligaditos, en el cual acusan a los usuarios de querer sabotear los servicios del subterráneo.
Hay que ser bien cínico para esgrimir este argumento cuando la población sufre día a día un mal servicio y no protestan. Pero están hartos de los burócratas corruptos que manejan el Metro: ya van como siete presidentes bolivarianos de esta "compañía anónima" Metro de Caracas y cada uno es peor que el otro. Salen buchones pero dejan al subterráneo destartalado.