Olga Patricia Rendón Marulanda
Atrás quedaron los días en que el presidente Juan Manuel Santos tenía “un nuevo mejor amigo”, como la oposición se ha referido siempre a su relación con los presidentes venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Por tercera vez en dos días el jefe de Estado pidió la intervención de la ONU en Venezuela, se preocupó por la militarización de civiles y declaró el fracaso de la revolución bolivariana. Esto por la situación política que vive el vecino país y que ha atraído las miradas internacionales.
En tres semanas de protestas en contra, y algunas a favor, del régimen chavista ya van ocho muertos y Maduro aseguró que armaría a 500.000 civiles venezolanos.
A esos pronunciamientos se sumó una reunión que tuvo ayer el mandatario con el diputado opositor, Luis Florido, en la cual, según el venezolano, Santos habló de la necesidad de “elecciones sin presos, sin inhabilitados, generales donde puedan participara todos los venezolanos”.
Pero Maduro le salió al paso amenazando con divulgar secretos del proceso de paz y diciendo que conoce un plan para matar a los miembros de las Farc, con quienes negoció el Gobierno colombiano, lo que tiene que agradecérsele a él y a Chávez.
La relación bilateral
Para Diego Cediel, profesor de Ciencia Política de la U. de la Sabana, el presidente Santos tiene que atender el desafío interno doméstico en función del proceso de paz y su implementación, por lo que “puede prescindir, en mayor medida, del apoyo logístico, diplomático, mediático, incluso territorial de Venezuela para sacar adelante el proceso de paz”.
Aunque afirmó que es probable que “de aquí a mañana se solucione todo y vuelvan a ser amigos, porque así es la política”.
Pero Vicente Torrijos, internacionalista de la Universidad del Rosario, aseguró que lo que el presidente Santos pretende es darle gusto al presidente de EE. UU., Donald Trump, “su fin es ponerle una vela a Dios y otra vela al diablo”, señaló.
E insistió en que entre Santos y Maduro hay una afinidad muy profunda, marcada sobre todo en el nexo son las Farc y “ese entendimiento se seguirá dando porque durante 6 años el Gobierno colombiano lo que ha hecho es amparar y auxiliar a la dictadura venezolana porque sin ella no se hubiera podido llegar a los acuerdos a los que se llegaron con las Farc”.
Los caminos de la oposición
Tres semanas ajustan las marchas de miles de opositores en las calles venezolanas, que cada día, a pesar de los disturbios, de los gases lacrimógenos y de las muertes, siguen en pie protestando por el retorno de la democracia.
Incluso en la jornada de ayer volvieron a presentarse enfrentamientos entre los manifestantes y la Fuerza Pública.
¿Pero más allá de las marchas qué podría pasar en Venezuela?, los analistas consideran va a ser muy difícil que el régimen de Maduro termine, pero que los pasos que está dando la comunidad internacional hacia la derecha y la terminación del apoyo de países como Colombia, Brasil y Argentina podrían ayudar un poco.
Para Torrijos es el movimiento popular el que está poniendo los ojos del mundo en Venezuela, y agregó que la “gran virtud de la oposición es que no ha caído ni va a caer en la tentación de la violencia”.
Tras tres semanas de represión a las marchas de la oposición venezolana, el presidente Juan Manuel Santos empezó a desmarcarse del apoyo que le ha profesado a Nicolás Maduro.