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by gcisnero54
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OCUPACION CUBANA, HUELLAS DE LA TRAICION
(info-varias)
Friday, September 17, 2010 7:11 AM
From: "Alberto Rodriguez


Continúa la ocupación

cubana en Venezuela ...



Empresa cubana explota a trabajadores portuarios









Puerto Cabello, septiembre 15 (Lucymar Delgado P.).- El candidato

independiente a la Asamblea Nacional, César Ojeda, denunció

la presencia de la empresa Cubacontrol, S.A., como uno de los entes

encargados de administrar el servicio portuario, entrada y salida

de buques en el terminal marítimo carabobeño.

Explicó que la empresa es una transnacional cubana que ha tenido

funciones específicas en diversas obras del Gobierno Nacional,

como la construcción del ferrocarril.

Además, aseveró que tiene operatividad en Venezuela

desde 2009 y funciona no sólo en Puerto Cabello,

sino también en La Guaira, estado Vargas.

Trabajadores denuncian

Ojeda informó que hace pocos días recibió denuncias

de trabajadores de Cubacontrol, quienes al parecer,

no están percibiendo los beneficios de ley, por su labor

dentro de la compañía.

"Vinieron a Venezuela a explotar a los trabajadores,

porque no cumplen con sus derechos", aseveró el candidato

al parlamento.

"Les pagan con dinero en efectivo los viernes", lo que no permite

que la persona tenga una constancia emitida por el patrono, en la

que se especifique el tipo de trabajo que realiza y el tiempo que lleva

desempeñándose en el cargo.

En este sentido, el dirigente agregó que el personal venezolano

no se ha atrevido a denunciar la situación porque quieren

evitar retaliaciones, dadas sus condiciones dentro de un negocio

controlado por el Estado.


ertificado medico Vial pasa a manos de los Cubanos



--------------------------------------------------------------------------------

En Mérida el certificado médico vial es decir el certificado para conducir

esta ahora

en manos de los medicos cubanos en los ambulatorios. Le fue quitado al

Colegio de Médicos asi como también fueron eliminados los operativos.

Lo triste del caso es que ahora si usted necesita el certificado tiene

que calarse

una cola espantosa, lo atienden si ellos quieren y solo aceptan

15 personas,

cuando en el Colegio de Médicos aceptaban hasta 30 o mas

personas en dos turnos

ademas de los operativos de fines de semana que eran libres.

Entre las novedades incluye que usted debe tener el cartón de vacunas,

el tipo de sangre, pero avalado por ellos, adicionalmente a las mujeres

le piden la citología para poder darle el certificado. ¿Porqué para

conducir

un vehiculo una mujer necesita la citologia? ¿Será que ella puede

manejar

con aquello? la verdad no entiendo.

En fin el certificado de conducir se ha convertido en un tormento

para los usuarios,

Un trámite que era simple, usted asistía al Colegio de Medicos,

le tomaban la tensión,

el exámen de la vista, preguntas de rutina, revisión de oidos y garganta y le expedían

en tiempo real con foto digitalizada su certificado.

Segun entiendo esta medida se extenderá a todas las ciudades;

la idea es quitarle

al Colegio de Médicos esta facultad que generará desempleo de los

trabajadores

que se ganaban la vida en esta labor.

Ahora los cubanos controlarán también, en pro de la soberanía si usted puedes

manejar un vehiculo o NO.








Adscritos a la nómina de Cuba Control S.A.:César Ojeda: Trescientos cubanos
controlan todos los servicios portuarios
Litzy Sanz Nava

Puerto Cabello, septiembre 15 (REDACTA).- Con documentos escritos
y actas de control de buques atendidos en mano, César Ojeda, directivo
de la ONG Venezuela del Futuro, denunció la presencia de 300 cubanos
en el puerto de Puerto Cabello que controlan todos los servicios portuarios de estas instalaciones.

El personal, apunta Ojeda, está adscrito a la nómina de la empresa
Cuba Control, S.A, de origen cubano, que desde la recentralización
del puerto, en marzo de 2009 opera en estas instalaciones.
Tras conceder detalles sobre la dirección fiscal y números de teléfonos
de la referida empresa, Ojeda mostró un documento detallado en el que
se refleja las operaciones de descarga de buques azucareros, detalladas
por fechas, días y hora, a cargo de organización extranjera.

Otro documento describe que entre las funciones de Cuba Control
se destaca la supervisión de cargas azucareras y el resto de los alimentos
que importa el Ejecutivo Nacional desde diferentes rincones del mundo.
Cuba Control rige inclusive las cargas cuyo consignatario es Pdval.

Jefes

El marco de la denuncia toma un punto crítico cuando César Ojeda
asegura que este personal extranjero es sometido actualmente a
un intenso entrenamiento, para luego ser colocado como jefes de cada uno de los almacenes de BoliPuertos-Puerto Cabello y todas las terminales nacionales, violando así todas las leyes y normas que rigen la jurisdicción venezolana,
con la venia de Bolivariana de Puertos.

Con vehemencia Ojeda defendió el silencio que guarda la fuerza
laboral del primer puerto de país, ningún obrero venezolano se
atreve ahorita, apunta el Candidato, a hacer una denuncia contra
el Gobierno, debido al control que ejerce sobre casi todos sectores laborales del país.

Sueldos

La colocación de estos señores, puntualiza Ojeda, en puestos operativos
del puerto y la forma de conducirse, demuestra que su propósito es
explotar a nuestra fuerza laboral. Advierte que el salario de un portuario es de 100 Bs.F. diarios y una comida. No cancelan prestaciones ni utilidades, es una explotación, sentencia. Cada trabajador, especifica, recibe su paga en efectivo,
amarrado con una liga, sin sobre ni comprobante de pago.

Ojeda denuncia el trato déspota y degradante que se le da a la fuerza
laboral del puerto carabobeño. Al quejarse por las deficiencias que
padecen. Detalla que son amenazados con lanzarlos a la calle,
porque afuera hay bastantes muertos de hambre.

Sin respuesta oficial

La palabra ofrecida sobre un pronunciamiento oficial de parte
de la presidenta de la estatal BoliPuertos CN Elsa Gutiérrez Graffe,
nunca se concretó. Ni siquiera a través de su portal Web se
ofreció respuesta sobre la denuncia en torno a la presencia de 300 trabajadores cubanos en los muelles porteños.

Escarrá a puertas cerradas

La conferencia que Carlos Escarrá ofreció este miércoles en las
instalaciones del puerto turístico de Puerto Cabello fue de
exclusividad para el personal de Bolivariana de Puertos.
Los dispositivos desplegados para sacar, cortés pero con mucha
firmeza, a los periodistas que "por error" habían dejado entrar,
no fueron impedimento para escuchar al parlamentario hacer una
retrospección de la terminal porteña en la juró sobre el manual de
Gobierno para el socialismo del siglo XXI, que este era el camino
hacia éxito de la administración portuaria.


"Para los Castro, Venezuela es una vaca con tetas inagotables"
Por: Carlos Alberto Montaner.

Es un honor participar en esta conferencia convocada por la Fundación Educativa Carlos M. Castañeda, Herencia Cultural Cubana y el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami. No podía negarme porque me invitaba mi querida amiga Lilian, viuda de Carlos, y porque guardo un inmenso cariño por la memoria de Carlos Castañeda, tal vez el más completo y eficaz de los periodistas cubanos en toda la historia del país. Los éxitos que tuvo en la dirección de El Nuevo Día de Puerto Rico y en El Nuevo Herald de Miami no dejan lugar a dudas: si alguien intuía lo que le interesaba al lector, y como quería que se lo comunicaran, esa persona era Carlos Castañeda.
Dentro de ese espíritu, voy aprovechar esta charla para resumir y compartir con ustedes varias conversaciones interesantes sostenidas con diplomáticos acreditados en Cuba y en Venezuela, con empresarios extranjeros que viajan a los dos países frecuentemente y mantienen relaciones con funcionarios de alto nivel, y con familiares de miembros de la nomenklatura.
También, claro, me voy a servir de informaciones suministradas por cubanos que trabajaron (y en algunos casos trabajan) en Venezuela en puestos de gran responsabilidad por cuenta del gobierno de Raúl Castro. Como estamos homenajeando a Castañeda, voy a volcar esta información en forma de preguntas y respuestas, la clásica fórmula de la entrevista periodística. Siguen, pues, diez preguntas que involucran a ambos países y sus correspondientes respuestas.
¿Por qué, pese a la ayuda venezolana, la situación financiera de Cuba es tan mala y el gobierno no cumple con los compromisos económicos establecidos con los empresarios radicados en la isla?
Cuba tiene una base productiva raquítica. El país produce muy poco y apenas exporta. El valor de los que produce es mucho menor que el costo mínimo de lo que debe consumir para mantenerse de una manera razonable. Esa diferencia entre lo que produce y lo que consume suele solventarla con créditos que no paga o con los subsidios que recibe del exterior. Como consecuencia de estos incumplimientos, cada cierto tiempo tiene que llegar a arreglos con organismos internacionales a los que resulta muy oneroso engañar. De manera que, cuando se vencen los plazos de pago y el país tiene que afrontar esas grandes deudas, inevitablemente llega el momento en el que dejan de pagarles a los empresarios locales o se apoderan de los depósitos en divisas que hay (o había) en la banca cubana. Desde hace casi un par de años estamos en uno de esos períodos de absoluta falta de liquidez. Pero las consecuencias de incumplir con los empresarios extranjeros locales o con los pocos exportadores que le han extendido crédito a Cuba, son muy severas. Quienes ya están en Cuba, lamentan haber caído en la trampa. Quienes son invitados a invertir, se lo piensan cuidadosamente porque ya saben lo que les espera. Venezuela no puede rescatar a Cuba de esa situación.
¿Qué ocurriría si súbitamente desapareciera el subsidio venezolano y Cuba dejara de recibir el petróleo y los petrodólares que Hugo Chávez dedica al aliado y mentor cubano?
La respuesta a esta pregunta me la dieron con una expresión tajante: "Cuba volvería al paleolítico. Sería peor que cuando desapareció el subsidio soviético a principios de los años 90". La dependencia económica de la isla con relación a Venezuela es absoluta. Si en los años 90 la capacidad de consumo de los cubanos se redujo en un 40 ó 50%, ahora sería peor. Sobrevendrá una etapa de hambruna.
¿Por qué Hugo Chávez subsidia a Cuba de una forma tan desmedida si se sabe que en Venezuela hay una falta crónica de recursos, pese a los ingresos enormes que produce la exportación de petróleo?
Los dos gobiernos se necesitan. Para los Castro, Venezuela es una vaca con tetas inagotables. Tras el intento de golpe de Estado del año 2002, Fidel Castro decidió sostener a Hugo Chávez en el poder a cualquier precio para poder fagocitar los enormes recursos económicos venezolanos. A Hugo Chávez, en cambio, Cuba le aporta la inteligencia militar que le permite sostenerse en el poder. El Ministerio del Interior de Cuba ha montado un enorme aparato de investigación que mantiene bajo la lupa a todos los oficiales de las fuerzas armadas venezolanas, a sus familias, a los políticos y a los funcionarios importantes. La manipulación electrónica de los resultados electorales se hace desde Cuba, donde existe una notable Universidad de Ciencias de la Información, edificada en el mismo sitio en el que hasta el 2001 radicaron las instalaciones de la base soviética de espionaje "Lourdes", antigua sede de "Torrens", una prisión de menores que conocí bien porque allí estuve preso cuando era un adolescente. Hace bastante tiempo que los dos países están unidos por fibra óptica capaz de transmitir un gran volumen de datos. Los fraudes se cometen en Cuba para evitar las indiscreciones de los venezolanos. La insistencia en la utilización de máquinas electrónicas para votar se debe a que pueden alterar los resultados, como demuestra el libro Los secretos del referéndum revocatorio de 2004 escrito por científicos y técnicos de primer rango. Chávez sólo confía en los cubanos. Asimismo, los estrategas de la policía cubana elaboran los planes políticos y construyen los guiones represivos para mantener con vida a su principal y casi única fuente de ingresos. Esto se vio claramente tras la detención del ingeniero Alejandro Peña Esclusa. La inteligencia cubana quería eliminarlo del panorama político porque estaba siendo muy eficaz en el terreno internacional. Sin ningún recato, sólo con el testimonio de un curioso personaje que, aparentemente, está preso en Cuba, inventó una historia increíble de terrorismo para encarcelarlo. Casi todos los presos políticos que hay en Venezuela son el resultado de investigaciones, cálculos y recomendaciones cubanas. Esto incluye el caso del general Baduel.
¿Corre riesgos Cuba al poner todos los huevos en la canasta venezolana?
Por supuesto, corre unos terribles riesgos, que Raúl Castro no ignora, pero siente que no tiene otra opción que continuar enquistado en el presupuesto venezolano. Las dos veces que Raúl Castro ha viajado a Angola ha sido para buscar otro aliado económico capaz de suministrar petróleo en un momento de crisis y de absorber unos cuantos millares de profesionales que pudieran ser alquilados en África por el gobierno cubano en caso de que fallara Venezuela. Hasta el siglo XIX Cuba fue una potencia negrera. Ahora, a su manera, sigue siéndolo. El papel que antes desempeñaban los esclavos negros hoy lo juegan los profesionales cubanos, especialmente los del sector de la medicina. Tras sus dos viajes a Angola, Raúl Castro comprobó que los subsidios y ayuda de Venezuela no tienen sustituto. El gobierno de Angola no necesita del Ministerio del Interior de Cuba para sobrevivir.
¿Teme el gobierno cubano que Hugo Chávez pierda el poder?
Es lo que más teme, pero no lo descarta. Los analistas del gobierno cubano situados en Venezuela le han notificado a La Habana que el apoyo al chavismo es cada vez más precario. Han advertido que Chávez está en franca minoría y su prestigio va cayendo en picada. Parte de ese sombrío análisis es lo que precipitadamente le comunicó Fidel Castro a Hugo Chávez durante la última visita del venezolano a Cuba. La información que tiene La Habana sobre las próximas elecciones al parlamento venezolano revela que la oposición tiene una ventaja sustancial.
¿Aceptaría Cuba una derrota de Chávez y, eventualmente, su salida del poder?
El gobierno cubano haría cualquier cosa por tratar de impedir que eso sucediera. Eso incluye fraude electoral, intimidación a opositores, lo que sea. Pero Raúl Castro, con gran realismo, también sabe que, en última instancia, su policía política no puede controlar la voluntad de millones de venezolanos, como hace con los cubanos. Por eso existen planes de contingencia para evacuar a los cubanos en caso de que el chavismo pierda el poder. Primero concentrarían a los cubanos en un punto, quizás en la isla La Orchilla, y de ahí serían trasladados a Cuba por barco. Sería un pequeño Dunkerque, aquel sitio de la costa continental donde los ingleses reunieron a parte de su ejército para embarcarlo rumbo a Inglaterra tras una victoria de los alemanes. Naturalmente, la forma de ese traslado dependerá de las circunstancias en que desaparezca el chavismo. Si fuera un desenlace violento, algo que hoy no parece probable, los militares cubanos desempeñarían un rol importante y activo, pero saben que su participación en el conflicto puede exacerbar el creciente sentimiento anticubano que hay del país.
¿Qué piensan los militares cubanos de los militares venezolanos?
Piensan lo mismo que creían de los militares angoleños durante las guerras africanas: que son incompetentes, corruptos, indolentes y poco fiables. Es probable que todos los ejércitos de ocupación tengan este tipo de percepción de los militares nativos del país ocupado. Hace poco leía una descripción de la visión que tenían los ingleses de los militares hindúes en la época de la colonia: era la misma que hoy tienen los militares cubanos de sus colegas venezolanos. Se ríen con ellos, porque los encuentran simpáticos, pero también se ríen de ellos. Los desprecian como militares.
¿Aprecia Raúl Castro a Hugo Chávez?
No. Raúl Castro ni siquiera se explica por qué su hermano Fidel sí valora al teniente coronel Chávez. Raúl Castro necesita a Hugo Chávez, pero no lo quiere. Le parece un payaso. Le da vergüenza ajena. Parte de su afán de encontrar créditos en Estados Unidos, si se elimina esa restricción financiera del embargo, o de propiciar el turismo americano hacia la isla, es para no depender de una manera tan decisiva de una persona por la que no siente ningún respeto, de cuya inteligencia y valor personal sospecha, y de cuyo destino final tiene grandes dudas.
¿Comparte Raúl Castro el proyecto del Alba y los planes de expansión del socialismo del siglo XXI que Hugo Chávez defiende constantemente?
Raúl Castro acompaña esos planes, porque no le queda más remedio, pero no los comparte. En su análisis, Cuba ya pasó por esa experiencia imperial durante los primeros 30 años de revolución. En el camino quedaron miles de cubanos en los cementerios africanos, otros murieron en diversas aventuras radicales, y ninguno de esos sacrificios ha servido para mejorar la calidad de vida del pueblo cubano. Por el contrario: la isla se ha desangrado tratando de lograr objetivos políticos inalcanzables. Raúl Castro está de regreso de todas esas utopías juveniles. No es el caso de Fidel, que no olvida, ni madura, ni aprende. Raúl, incluso, hoy, que tiene que gobernar, está bastante decepcionado de las imprudencias de su hermano.
¿Qué rol juega Irán en la alianza entre Cuba y Venezuela?
Son dos perspectivas diferentes. Hugo Chávez ve a Irán como un aliado frente a Estados Unidos. No necesita el petróleo iraní ni los recursos de Teherán. Su alianza con Ahmadineyad le proporciona una proyección internacional que él valora. Además, la posibilidad de que Irán se convierta en una potencia nuclear con ayuda económica venezolana Chávez la percibe como una oportunidad de contar algún día con armas nucleares. Sin duda, le ha escuchado muchas veces a Fidel Castro que la única protección real que existe contra "una agresión del imperio norteamericano" es la tenencia de armas atómicas. Por eso Chávez ha jugado imprudentemente la carta iraní. Carta que incluye el antisemitismo, los ataques a Israel, la alianza con Hezbollá, con Hamás y con cualquier grupo extremista que despliegue una política antioccidental. Para Raúl Castro, en cambio, Irán es sólo una fuente potencial de ayuda económica pero no lo hace muy feliz introducir a Cuba en un conflicto que puede derivar en una guerra imprevisible y agria las relaciones entre La Habana y Washington. Sin embargo, su dependencia económica de Venezuela, y las múltiples carencias de Cuba, hacen que se mantenga firmemente vinculado a una alianza que le resulta peligrosa y de la que no está convencido. (*) Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos
Universidad de Miami 7 de septiembre de 2010. (SC) www.notitarde.com







QUO VADIS, RAÚL

Carlos Alberto Montaner
Conferencia de las Américas

Hotel Biltmore, Coral Gables, FL

15 de septiembre de 2010

El gobierno cubano acaba de anunciar el despido de 500.000 trabajadores estatales. Nada menos que al 10% de la fuerza laboral. El proyecto es dejar sin puestos de trabajo a 1.300.000 personas en el periodo tres años. Según ellos, sobran y lastran los resultados de las empresas y los organismos públicos.

La medida, un drástico ajuste que en otro país sería calificado como una crueldad neoliberal recomendada por el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, aunque esperada, ha sacudido a la sociedad cubana. Los comunistas ortodoxos, que son pocos, creen que han sido traicionados y deslizan sus comentarios en algunas redes de Internet (Kaos en la red, por ejemplo). Para ellos, que tienen una visión ideológica, es una vergüenza que un gobierno marxista-leninista no sólo abandone a la clase obrera, sino que, además, inste a sus miembros a formar parte de la clase explotadora. Por otra parte, los trabajadores, que no tienen un sindicato que los ampare, porque la CTC cubana forma parte de la patronal estatal, se sienten indefensos y con un alto nivel de incertidumbre: ¿qué sucederá con ellos y con sus familias si no encuentran un puesto laboral? Ellos saben que el mundillo construido por los comunistas era miserable y sin esperanzas, pero era conocido y seguro. Ahora sienten que les han abierto la jaula, pero para lanzarlos a una selva desconocida e insegura. Eso les crea, inevitablemente, un alto nivel de ansiedad.

No ha sido, sin embargo, una emboscada sorpresiva. Antes de dar este paso trascendental, desde hace más de dos años, Raúl Castro, Ramiro Valdés y otros funcionarios importantes del régimen, habían venido denunciando el paternalismo del estado cubano y la actitud pasiva de unos ciudadanos que esperaban del gobierno la solución de todos sus problemas. Durante medio siglo la sociedad había vivido del estado comunista. Ahora Raúl sueña con que el estado comunista viva de la sociedad.

La paradoja es que esta situación fue creada por la revolución al estatizar todo el aparato productivo en los años 60 del siglo XX. El gobierno, irresponsable y frenéticamente entregado al estatismo y al colectivismo, empeñado en convertir a los cubanos en los solidarios y angelicales "hombres nuevos" del marxismo-leninismo, destruyó el espíritu emprendedor de miles de personas que eran reprimidas, a veces encarceladas, y con frecuencia calificadas como "merolicos", "macetas" y otros epítetos parecidos con los que denostaban o ridiculizaban a todo aquel que mostraba signos de creatividad, individualismo y deseos de labrarse un mejor futuro para sí y para su familia. Lo patriótico era trabajar febrilmente para la colectividad y ni siquiera esperar estímulos materiales, como predicaba el evangelio guevarista. Lo contrarrevolucionario y abominable era tratar de labrarse un futuro mejor individualmente.

Un país en quiebra
En el verano del 2006, súbitamente, Raúl Castro tuvo que asumir el gobierno ante una gravísima enfermedad que casi liquidó a Fidel Castro. Dos años más tarde, en el otoño del 2008, esa presidencia interina se convirtió en permanente y Fidel Castro que, contra todo pronóstico, fue recuperándose lentamente, abandonó la gerencia del gobierno, aunque ante de eso fue asomándose a la vida pública mediante unos textos medio delirantes a los que llamaba "reflexiones", con los que pretendía iluminar a la humanidad con su peculiar y sesgada visión de los problemas internacionales.

Al asumir el control del gobierno, ordenar varios millares de auditorías a otras tantas empresas, y pasar balance de la situación económica y social de Cuba, Raúl Castro llegó a la razonable conclusión de que el país estaba irremediablemente quebrado. Apenas había reservas, el gobierno no tenía liquidez ni créditos internacionales sustanciales, la deuda per cápita era una de las más altas del mundo, la moneda carecía de valor real, lo que se hacía cruelmente evidente en la diferencia entre el cambio oficial y el cambio paralelo. La distancia entre el país real y el país oficial era monstruosa. Eso ocurría en todos los órdenes.

Por las razones que fuere, la situación era muy crítica y tenía un Talón de Aquiles muy evidente: la productividad y la producción estaban por el suelo y la sociedad sólo podía sostenerse mediante una combinación muy peligrosa de cuentas impagadas, remesas de los exiliados, y, sobre todo, la solidaridad caritativa de Venezuela, donde mandaba un pintoresco personaje de incierto destino, el teniente coronel Hugo Chávez, empeñado en conquistar el planeta para una loca aventura llamada “Socialismo del siglo XXI” en la que Raúl Castro no cree porque en empeños parecido ya perdió la mitad de su vida y dejó miles de muertos en el camino.

Si, por alguna razón, Chávez perdía el poder, el descalabro económico en Cuba sería peor que lo ocurrido cuando desaparecieron la URSS, el subsidio ruso y los intercambios favorables con los satélites de Moscú. Si entonces la capacidad de consumo de los cubanos se redujo un 40 o 50%, ahora sería peor.

Raúl contra Fidel
¿Qué hacer ante la crisis económica? Para Raúl la respuesta era bastante clara: renunciar al colectivismo y al estatismo extremos impuestos por Fidel Castro para asegurar la supervivencia del régimen. Si su función, la de Raúl, era organizar la transmisión de la autoridad, sin perder el poder, y preparar al gobierno para cuando los dos faltaran, tenía que comenzar por poner en orden la maltrecha economía.

Pero ese proceso de rectificación traía un alto costo político. Dentro de la clase dirigente, y en el conjunto de la sociedad, hoy se culpa a Fidel Castro de haber provocado este desastre cuando en marzo de 1968 decretó la confiscación y estatización de 60,000 pequeñas y medianas empresas que todavía estaban en manos privadas y servían para mitigar los horrores y disparates del sector público.

¿Cómo salir de la ratonera ante este pesimista diagnóstico? Raúl Castro hoy quiere volver a 1968. Quiere viajar al pasado. Su razonamiento es que en aquel momento existía una dictadura comunista de partido único, donde todas las grandes empresas estaban en poder del estado, mas existía cierto nivel de eficiencia, dado que el frágil pero extendido tejido empresarial privado era capaz de aliviar los problemas más perentorios de los ciudadanos. Había restaurantes, salas de fiesta, lavanderías, talleres de mecánica, plomeros, electricistas, carpinteros, sastres, costureras y un sinfín de otros técnicos y artesanos que no ponían en peligro el control político de la clase dirigente, pero solucionaban innumerables problemas, creaban riqueza, brindaban bienes y servicios y no dependían del estado.

Sin embargo, el aspecto oscuro, la inferencia que se desprende de este análisis de Raúl, que nadie menciona, pero todos comparten, es que este intento de regreso al pasado constituye un mazazo al prestigio y la imagen de Fidel Castro. Estamos ante el primer paso en la "desfidelización" del país, sin siquiera esperar a la desaparición física del máximo líder. En la Rusia de Stalin, no se empezaron a criticar sus disparates económicos mientras vivió el dictador. Con Fidel, como consecuencia de su enfermedad y, curiosamente, de su recuperación, el proceso de crítica y demolición ha comenzado antes, con él vivo y contemplando el espectáculo.

Naturalmente, es útil subrayar que no se trata de unas reformas encaminadas a democratizar a la sociedad cubana, sino, simplemente, lo que se propone Raúl es conseguir que esa sociedad sea capaz de generar la riqueza que se requiere para sostener de una manera autónoma la dictadura comunista. Si para ello tiene que crearle un espacio productivo a la sociedad civil, como en el pasado hicieron los húngaros y los yugoslavos, está dispuesto a hacer esas concesiones, flexibilidad que se desprende de su visión práctica y esquemática de la realidad, muy alejada de las disquisiciones de los intelectuales “de lámpara”, como les llamaba Martí a los pensadores de gabinete.

La otra crítica que hoy los raulistas les hacen a Fidel y a los fidelistas tiene que ver con el alto nivel de desorganización y corrupción que Raúl halló entre los allegados a Fidel Castro. En la mayor parte de las empresas auditadas no sólo se encontró que sobraban una cuarta parte de los trabajadores, sino se le hizo evidente que los libros de contabilidad y los inventarios no reflejaban la realidad: el ausentismo era la regla y no la excepción, los robos estaban a la orden del día y los gerentes disponían del patrimonio empresarial como si fuera propio. Visto desde la perspectiva del orden que existe en el ejército cubano, impuesto y mantenido por Raúl Castro, el aparato productivo cubano era un mundillo caótico y podrido hasta el tuétano. Y todo eso había ocurrido durante el largo mandato de Fidel Castro.

¿Qué otra observación hacen los raulistas a propósito del fidelismo? Suelen decir, sottovoce, que ese caos que ellos se encontraron en las empresas cubanas era el reflejo de la propia naturaleza de Fidel Castro. La improvisación, el inesperado cambio de planes, la arbitraria asignación de recursos, y la selección de personas no por su capacidad, sino por su subordinación al jefe, eran rasgos de la personalidad del Comandante. A lo que agregan un comentario cargado de veneno: "todos los lugartenientes de Fidel Castro han resultado incompetentes y corruptos: Luis Orlando Domínguez, José Abrantes, Roberto Robaina, Carlos Lage, Felipe Pérez Roque, casi todos procedentes del llamado Grupo de Apoyo al Comandante, acabaron en el ostracismo o en la cárcel. No hay duda de que Fidel tiene un pésimo olfato para escoger a sus colaboradores".

Unas reformas de dudoso éxito

¿Tiene posibilidades de éxito el proyecto de Raúl? Muy pocas. Raúl Castro es un militar sin ninguna experiencia en el terreno empresarial y con muy pocas lecturas sobre el tema. Está acostumbrado a dar órdenes a una estructura vertical de mando basada en la obediencia ciega. Ha planeado la reforma sigilosamente, sin consenso, junto a un pequeño grupo de generales de su entera confianza y con el auxilio de su hijo y presunto heredero, el coronel Alejandro Castro Espín. Muy dentro de su formación autoritaria, Raúl cree que ahora puede decir "hágase el capitalismo o el cooperativismo" y el milagro sucede. Nadie le ha dicho que el país dispone de muy poco capital cívico porque ellos se encargaron de destruirlo, y ese elemento es clave para impulsar el desarrollo.

Tampoco creo que haya reparado en que la economía de mercado basada en la existencia de propiedad privada depende de la confianza, la buena fe y el cumplimiento de los contratos. Durante medio siglo, mientras los comunistas hablaban de solidaridad y del bien común, sin advertirlo adiestraron a los cubanos en el "todos contra todos" y en él "sálvese el que pueda". Revertir esas tendencias culturales y esos comportamientos va a tomar cierto tiempo. Aprender que el robo y la mentira son censurables y no unas aceptables técnicas de supervivencia es una tarea de largo aliento.

¿Qué va a suceder con las reformas de Raúl Castro? Lo primero que va a ocurrir, es que Raúl Castro no tardará en descubrir que las reformas de los estados totalitarios jamás se ajustan al proyecto original que las sustentaba. Una vez iniciado los cambios, como en el reino de Serendip, verá cómo se producen reacciones imprevistas y consecuencias no deseadas. Todo ello lo precipitará a nuevos cambios, que a su vez generará otros desenlaces insospechados hasta que los planes originales queden pulverizados.

Quienes hablan del "modelo chino" ignoran que a Deng Xiaoping jamás le pasó por la cabeza que China acabaría siendo una dictadura de capitalismo salvaje y partido único en la que la obsesión nacional es hablar inglés y vivir a la manera occidental. Todo lo que Deng quería era aumentar la bajísima productividad y la producción del país para poder acercarse a los niveles de Taiwán o Singapur. Algo parecido a lo que intentó hacer Gorbachov en la Unión Soviética y acabó destrozando el sistema comunista.

En todo caso, los cambios que Raúl está imponiendo no van a dar frutos a corto ni a mediano plazo, pero probablemente generarán unas ásperas fricciones dentro y fuera de Cuba. Tal vez debió comenzar por poner en orden el sistema monetario. Mientras existan dos monedas ligadas por un cambio tramposo, la distorsión que se produce en cualquier transacción hace muy difícil obtener beneficios, ahorrar e invertir, que es la única secuencia de crecimiento económico que se conoce.

No existe, tampoco, un sistema de precios basado en la oferta y la demanda. Exactamente como sucede con las dos monedas, ocurre con los precios: el mercado negro, o el mercado paralelo autorizado por el gobierno, se rige por unos precios que tienen muy poco que ver con los oficiales. Si el gobierno intenta controlar los precios del incipiente sector privado, lo que hará es desincentivar a los productores. Si no los controla y se produce un alza en los precios en el mercado negro, como sucedió en Cuba, por cierto, entre 1964 y 1968, cuando existía ese tejido empresarial privado, esto provocará conflictos sociales e inflación.

En el país, sencillamente, mientras se mantenga la constitución estalinista que lo rige, no hay instituciones de derecho capaces de tutelar las transacciones comerciales en el sector privado. No existe un código comercio adecuado a la nueva realidad. No hay una ley que regule las quiebras. Los jueces y abogados apenas tienen experiencia con los problemas y conflictos típicos de las sociedades en donde existe propiedad privada.

No hay en el país un sistema financiero al que acudir en busca de recursos. No hay ahorro nacional y el poco que hay no lo van a utilizar para respaldar inversiones privadas. No es posible utilizar los bienes inmuebles como garantía para la obtención de préstamos porque, en rigor, las personas no son propietarias de sus viviendas. Las habitan en usufructo y ni siquiera pueden repararlas por cuenta propia. Por otra parte, el estado se encuentra desabastecido, lo que quiere decir que difícilmente podrá atender las necesidades de insumo de los empresarios privados.

¿De dónde saldrán el capital y los insumos para poner en marcha las empresas privadas o las cooperativas? Raúl Castro y su pequeño grupo de colaboradores esperan que provengan de los exiliados deseosos de ayudar a sus familiares y amigos y, por qué no, de hacer negocios de los que puedan beneficiarse.

Probablemente, tiene razón el gobernante cubano. Muchos exiliados estarán dispuestos a aventurar pequeñas cantidades de dinero, pero las consecuencias políticas y sociales de esas inversiones seguramente serán devastadoras para el ya mínimo prestigio que tienen las ideas comunistas. Si en Cuba, quienes van a vivir mejor, y quienes tienen la posibilidad de enriquecerse son las personas emprendedoras que se asocien de alguna manera a sus parientes y amigos radicados en el exterior para desarrollar actividades privadas, que hoy son santificadas, no hay duda de que los ciudadanos de segunda categoría serán aquellos que permanezcan anclados en la retórica y la práctica revolucionarias.

Ante ese ejemplo, seguramente muchos miembros de la nomenclatura, especialmente los más jóvenes, desearán apartarse del partido y de las instituciones gubernamentales para sumarse a las actividades empresariales privadas. Ya hay síntomas de ese fenómeno. Dos de los hijos de Fidel, el hijo de Machado Ventura, y miles de jóvenes que pertenecen a las familias del poder, y que ya no tienen la menor convicción comunista o revolucionaria, se separarán del aparato de gobierno para dedicarse al mundo de los negocios, haciendo buena la vieja frase que asegura que el comunismo "es una pesadilla que a veces se interpone entre el capitalismo y el capitalismo".

Sin embargo, estas tensiones que se aproximan en el país no van a sorprender a Raúl Castro. Mientras preparaba su plan de reformas, el gobernante cubano enviaba a China al general Colomé Ibarra a comprar abundantes equipos antimotines para prepararse contra cualquier disturbio que pudiera surgir en la isla. Por temperamento y formación, a Raúl Castro no le temblará el pulso cuando crea que debe sacar los carros de combate y dar la orden de reprimir sin contemplaciones. Para eso ha creado un cuerpo especial de élite dispuesto a matar si es necesario.

En definitiva, ¿qué va a suceder en Cuba? Lo advirtió, a mediados del siglo XIX, Alexis de Tocqueville: este tipo de régimen se estremece y colapsa cuando intenta cambiar, no cuando permanece quieto e indiferente en medio del desastre. Fidel Castro había leído a Tocqueville y lo sabía. Al final del camino, Raúl descubrirá la lección que en su momento aprendió Gorbachov: el sistema no es reformable. Hay que echarlo abajo. Pacíficamente si se quiere, pero hay que demolerlo.



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