No es grata la hipocresía en ninguna circunstancia; sin embargo abunda y por eso ya quedó inaugurada la lista de los hipócritas que han ido apareciendo tras la noticia de la muerte de Néstor Kirchner.
Hipócritas las expresiones de gran parte de la dirigencia argentina que intenta sonar acongojada
Hipócritas los que exaltan la personalidad de Kirchner denominando “pasión” al modo con que maltrataba a los opositores y tergiversaba la verdad
Hipócrita Hugo Moyano cuando invita “a los trabajadores que puedan venir” a la movilización “espontánea” a Plaza de Mayo
Hipócritas los que hoy prefieren omitir de las crónicas necrológicas los 600 millones de dólares que nunca devolvió a la provincia de Santa Cruz y su desmedido enriquecimiento personal; la persecución a los militares; el manejo espurio del poder con el que presionaba a jueces, legisladores y empresarios; la arbitrariedad de dividir el mundo entre súbditos y enemigos; la descalificación permanente del adversario; la falta de límites; el doble discurso y la distorsión de los hechos
Hipócritas los que cambian su discurso frente a la muerte
Hipócritas los peronistas que declaman la inmortalidad del líder recientemente desaparecido y están hoy mismo elucubrando escenarios porque, en verdad, ya lo enterraron y el tiempo de negociar salida con impunidad está corriendo desde ayer a la mañana
Hipócritas los que aluden temerosos a los fantasmas que amenazan el poder de la presidente cuando son los integrantes del partido gobernante los únicos que pueden ponerlo en riesgo y llenarlo de violencia como en el ´73 y como hace una semana.
Hipócritas los dirigentes de países vecinos con los que Kirchner cosechó conflictos innecesarios y que ahora le dedican elogiosos adjetivos a una gestión conciliadora que jamás ejerció
Hipócritas. Tendremos unas semanas más de hipocresía en grandes dosis porque es un tic nacional no decir las cosas como son y cuando se debe, defecto exacerbado hasta el delirio por la conducción K.
Porque ya no queda coraje en esta Argentina devastada en su dignidad nadie describirá la realidad de un oficialismo tan mezquino que se atrinchera en la Casa de Gobierno como si fuera “mía, mía, mía” para seguir digitando quién sí y quién no y de una oposición tan vulgar que tuvo que recibir de su máximo adversario la solución a su incompetencia para enfrentar una coyuntura compleja.
Cuando se calmen las ansiedades y las pantallas dejen de reproducir “clichés” habrá que seguir. Como eso de que “debemos estar todos unidos apoyando a la presidente” es una frase hueca que nadie sabe cómo se materializa cuando se está frente a un grupo monolíticamente endogámico es que como ciudadana rasa, le rogaría a la militancia peronista que, por una vez, se hiciese cargo, no mirara a la tribuna, no tirara la pelota afuera, intentara no cosechar tempestades aún después de la siembra de tanto viento innecesario y se esmerara en evitar más violencia de la que nos dejó instalada Néstor Kirchner. Es posible y depende sólo de ellos.