La sociedad civil debe rebelarse e imponer un gobierno paraleloFriday, December 3, 2010 11:16 AM
From: "roberto olivares"
La sociedad civil debe rebelarse e imponer un gobierno paralelo
La sociedad democrática venezolana debe reaccionar contundentemente desde el 05 de Enero del 2011, día en que los diputados electos de oposición asumirán sus cargos en la Asamblea Nacional e intentarán “legislar” siendo una voz disidente en la supuesta casa del pueblo. Aunque vivimos en dictadura y los diputados de oposición no podrán lograr mayor cosa en la Asamblea castro-chavista, ellos representan una fuerza moral que debe ser acompañada con movilizaciones masivas y actos de desobediencia civil generalizados.
La sociedad civil debe obligar a los políticos y a la Fuerza Armada Nacional a colocarse del lado de las mayorías, movilizándose constantemente de manera categórica, hasta lograr el derrocamiento del régimen castro-chavista a través de la rebelión activa generalizada. Gene Sharp, en su libro: “De la dictadura a la democracia”, explica muy bien lo que significa la desobediencia civil y como lograr una transición pacífica en situaciones como la que vivimos actualmente los venezolanos.
Seguir dormidos con miedo y conformismo esperando las elecciones presidenciales del 2012, o rezando para que un milagro providencial se lleve al tirano a la quinta paila del infierno, ya no es una opción. Debemos organizarnos porque somos mayoría y sobre todo porque la razón y la moralidad nos cobijan desde el punto de vista legal, socio-político y hasta espiritual. Es el momento justo para la conformación de un “Gran Pacto Democrático Nacional” que nos demuestre a nosotros mismos y al mundo entero, que Chávez es un tirano que no nos representa y ha perdido toda legitimidad de origen.
La iniciativa de ese “Gran Pacto Democrático Nacional” nunca surgirá de los políticos que ya han demostrado no estar a la altura del compromiso, su génesis debe y tiene que ser avivada por la sociedad civil en todas sus facetas y características plurales, democráticas y variopintas. Nuestra mentalidad debe cambiar radicalmente: No podemos seguir siendo reaccionarios, debemos ser pro-activos. La agenda del país debe ser impuesta por nosotros, no por el G2 cubano ni por Miraflores, somos mayoría y debemos demostrar músculo político.
La iglesia y los estudiantes serían los representantes idóneos para apuntalar este gran movimiento social apolítico y enteramente patriota.
Las universidades y las iglesias se deben convertir en centros de amplia discusión, en los que se pueda unificar criterios y elaborar estrategias de lucha mancomunada en contra de la dictadura. Debemos perder el miedo, es imperativo lograr la unión de las fuerzas vivas y democráticas de la nación. Para recobrar la libertad es perentorio transitar por la senda de los sacrificios.
El puntillazo final de ese “Gran Pacto Democrático Nacional” ha de ser un gobierno paralelo de unidad nacional. Su efecto desde el punto de vista legal no será vinculante, pero desde el punto de vista moral y espiritual, será devastador y acelerará de manera exponencial el derrocamiento del dictador y el derrumbe definitivo del castro-chavismo criminal. La conformación del gobierno paralelo debe ser impecable, sus representantes no deben ser políticos, nadie debe presidirlo y sus decisiones deben ser tomadas de manera pública en cabildos abiertos a lo largo y ancho del territorio nacional.
La idea es demostrarle a los chavistas descontentos y a todos los venezolanos democráticos, que Chávez si puede ser tuteado y que un gobierno de unidad nacional es posible sin derramamiento de sangre ni traumas existenciales. Los representantes de ese gobierno paralelo seguramente sufrirán amenazas y muchos terminarán presos, acelerando todavía más el derrocamiento del tirano. El mensaje sería muy claro: Somos millones, somos mayoría y no nos doblegaremos.
Debemos forzar los acontecimientos, debemos colocar al régimen a la defensiva y debemos obligar a la Fuerza Armada Nacional, que en su mayoría es antichavista e institucional (aunque muchos no lo crean), a cumplir con su juramento de defensa de la Constitución y las leyes. Sin presión popular la transición no podrá tomar forma y los militares no podrán actuar. El llamado de nuevo es a la iglesia y a los estudiantes, el baño de sangre todavía se puede evitar pero debemos actuar con firmeza y denuedo; en otros países dictaduras mucho más cruentas han sido pulverizadas en cuestión de días, debemos dar el primer paso.
Al principio costará un poco pero después de que logremos ese “Gran Pacto Democrático Nacional” y el gobierno paralelo haya sido conformado, los políticos y compatriotas dubitativos no tendrán otra opción que plegarse a la gran masa democrática y libertaria. Debemos organizarnos, perder el miedo e ir cultivando el germen de la rebelión. Actualmente la dictadura se tambalea y Chávez en su radicalización cava su propia tumba, honremos nuestro gentilicio; la estocada final ha de ser milimétrica.
“Hay momentos en que el pueblo sintetiza en la acción los pasajes más significativos de su historia”
La sociedad civil debe rebelarse e imponer un gobierno paralelo
La sociedad democrática venezolana debe reaccionar contundentemente desde el 05 de Enero del 2011, día en que los diputados electos de oposición asumirán sus cargos en la Asamblea Nacional e intentarán “legislar” siendo una voz disidente en la supuesta casa del pueblo. Aunque vivimos en dictadura y los diputados de oposición no podrán lograr mayor cosa en la Asamblea castro-chavista, ellos representan una fuerza moral que debe ser acompañada con movilizaciones masivas y actos de desobediencia civil generalizados.
La sociedad civil debe obligar a los políticos y a la Fuerza Armada Nacional a colocarse del lado de las mayorías, movilizándose constantemente de manera categórica, hasta lograr el derrocamiento del régimen castro-chavista a través de la rebelión activa generalizada. Gene Sharp, en su libro: “De la dictadura a la democracia”, explica muy bien lo que significa la desobediencia civil y como lograr una transición pacífica en situaciones como la que vivimos actualmente los venezolanos.
Seguir dormidos con miedo y conformismo esperando las elecciones presidenciales del 2012, o rezando para que un milagro providencial se lleve al tirano a la quinta paila del infierno, ya no es una opción. Debemos organizarnos porque somos mayoría y sobre todo porque la razón y la moralidad nos cobijan desde el punto de vista legal, socio-político y hasta espiritual. Es el momento justo para la conformación de un “Gran Pacto Democrático Nacional” que nos demuestre a nosotros mismos y al mundo entero, que Chávez es un tirano que no nos representa y ha perdido toda legitimidad de origen.
La iniciativa de ese “Gran Pacto Democrático Nacional” nunca surgirá de los políticos que ya han demostrado no estar a la altura del compromiso, su génesis debe y tiene que ser avivada por la sociedad civil en todas sus facetas y características plurales, democráticas y variopintas. Nuestra mentalidad debe cambiar radicalmente: No podemos seguir siendo reaccionarios, debemos ser pro-activos. La agenda del país debe ser impuesta por nosotros, no por el G2 cubano ni por Miraflores, somos mayoría y debemos demostrar músculo político.
La iglesia y los estudiantes serían los representantes idóneos para apuntalar este gran movimiento social apolítico y enteramente patriota.
Las universidades y las iglesias se deben convertir en centros de amplia discusión, en los que se pueda unificar criterios y elaborar estrategias de lucha mancomunada en contra de la dictadura. Debemos perder el miedo, es imperativo lograr la unión de las fuerzas vivas y democráticas de la nación. Para recobrar la libertad es perentorio transitar por la senda de los sacrificios.
El puntillazo final de ese “Gran Pacto Democrático Nacional” ha de ser un gobierno paralelo de unidad nacional. Su efecto desde el punto de vista legal no será vinculante, pero desde el punto de vista moral y espiritual, será devastador y acelerará de manera exponencial el derrocamiento del dictador y el derrumbe definitivo del castro-chavismo criminal. La conformación del gobierno paralelo debe ser impecable, sus representantes no deben ser políticos, nadie debe presidirlo y sus decisiones deben ser tomadas de manera pública en cabildos abiertos a lo largo y ancho del territorio nacional.
La idea es demostrarle a los chavistas descontentos y a todos los venezolanos democráticos, que Chávez si puede ser tuteado y que un gobierno de unidad nacional es posible sin derramamiento de sangre ni traumas existenciales. Los representantes de ese gobierno paralelo seguramente sufrirán amenazas y muchos terminarán presos, acelerando todavía más el derrocamiento del tirano. El mensaje sería muy claro: Somos millones, somos mayoría y no nos doblegaremos.
Debemos forzar los acontecimientos, debemos colocar al régimen a la defensiva y debemos obligar a la Fuerza Armada Nacional, que en su mayoría es antichavista e institucional (aunque muchos no lo crean), a cumplir con su juramento de defensa de la Constitución y las leyes. Sin presión popular la transición no podrá tomar forma y los militares no podrán actuar. El llamado de nuevo es a la iglesia y a los estudiantes, el baño de sangre todavía se puede evitar pero debemos actuar con firmeza y denuedo; en otros países dictaduras mucho más cruentas han sido pulverizadas en cuestión de días, debemos dar el primer paso.
Al principio costará un poco pero después de que logremos ese “Gran Pacto Democrático Nacional” y el gobierno paralelo haya sido conformado, los políticos y compatriotas dubitativos no tendrán otra opción que plegarse a la gran masa democrática y libertaria. Debemos organizarnos, perder el miedo e ir cultivando el germen de la rebelión. Actualmente la dictadura se tambalea y Chávez en su radicalización cava su propia tumba, honremos nuestro gentilicio; la estocada final ha de ser milimétrica.
“Hay momentos en que el pueblo sintetiza en la acción los pasajes más significativos de su historia”
Agustín Tosco