El Papa Pío XII, que había sido Nuncio Papal en Alemania en la década de los 20, fue testigo presencial del crecimiento y auge del criminal Partido Nazi. Esto no le impidió firmar un Concordato con el gobierno de Hitler en julio de 1933. Públicamente, nunca condenó a los nazis, y, por el contrario, declaró la neutralidad del Vaticano en el conflicto de la Segunda Guerra Mundial.
El Papa Francisco está ejerciendo su ministerio en una época cuando ha surgido una nueva fuerza criminal que quiere conquistar e islamizar el mundo. La reacción del Papa es disculparlos y decir que también los cristianos tuvieron una historia similar. En mayo del 2016 dijo que el cristianismo al igual que el Islam también tuvo como misión conquistar el mundo. Se basó en el verso 19 del capitulo 28 de Mateo, en el cual Jesús dice a sus discípulos: "Vayan y enseñen a todas las naciones, y bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo."
En la interpretación del Papa Francisco la instrucción de Jesús de enviar a sus discípulos como misioneros para propagar el cristianismo es equivalente a la campaña de ISIS de conquistar territorios, convertir a la fuerza y matar a los que no comparten su fe.
A diferencia del Papa Pío XII las acciones y declaraciones del Papa Francisco no están basados en una política pragmática y oportunista, sino en una interpretación ingenua y exagerada de la enseñanza de Jesús: "Al que te de una cachetada en la mejilla derecha, ofrécela también la otra," (Mateo 5:39).
A fines del mes pasado, dos terroristas islámicos entraron a una iglesia cerca de la ciudad de Rouen en Normandía. Obligaron al Padre Jacques Hamel, de 86 años de edad, a arrodillarse, lo degollaron y se filmaron a si mismos declamando en árabe en el altar. El Papa condenó el atroz asesinato pero dijo que ese crimen no tenía nada que ver con la religión islámica, y agregó que cristianos también cometían asesinatos.
El Papa está confuso. No es lo mismo cometer un asesinato motivado por una fe religiosa, como lo hacen los islámicos fanáticos, que asesinar violando los preceptos de la religión, como lo hacen los cristianos criminales.
Si el Padre Hamel estuviese vivo, él podría haberle explicado la diferencia al Papa Francisco.