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by garellanop
on 28/4/17
LOS BEDELES DE VENEZOLANA DE TELEVISIÓN


LOS BEDELES DE VENEZOLANA DE TELEVISIÓN

En el 2003 una universidad estadounidense realizó un experimento para evaluar la credibilidad de las audiencias frente a los conferenciantes. El mismo consistió en presentar la conferencia“ Las nuevas perspectivas de la ciencia en la posmodernidad”. La cual sería dictada por un reconocido científico. Se concretó el evento, el expositor elegante, apoyado en diapositivas Power Point y con un lenguaje aceptable. Fue aplaudido y felicitado por el público asistente.

El caso es que el científico no era tal, sino un bedel de la universidad que había sido seleccionado y tres semanas antes preparado con un discurso básico compuesto por frases hechas. El experimento demostró que cualquiera puede pasar por experto, si parece un experto y aparece con la parafernalia del experto en el escenario adecuado.

El caso anterior, sirve para establecer una comparación con lo que está sucediendo en Venezolana de Televisión “el canal de todos los venezolanos”, en el que desde hace años, aparecen unos sujetos en horarios estelares, realizando análisis político-social y orientando la opinión pública. Para lo cual emplean diapositivas Power Point o algunos vídeo-collages que integran imágenes y audios obtenidos ilegalmente, los cuales son presentados con el estilo del “guasón de Batman” y un lenguaje, compuesto por afirmaciones ideológicas y opiniones personales que pasan para el público ingenuo, como si fueran verdades.



Dos de esos patéticos casos, entre los muchos que hay en ese canal, son el de un individuo que tiene un programa llamado “La Hojilla”. Sujeto cuyo lenguaje verbal y gestual es muy parecido al de un portero de mabil. El individuo despotrica, inventa, descalifica a personas decentes, amenaza a todos y hace pasar por verdad su opinión personal, compuesta con nociones generales, vagos conceptos, imprecisiones y mucho resentimiento social.

El otro caso es el de un militar retirado con modales de “perdona vidas de barrio” quien en un programa cuyo nombre retrata la personalidad cavernícola del anfitrión (“con el mazo dando”) exhibe colecciones de viejas noticias de prensa de hace treinta, cuarenta años o más para presentarlas como si hubieran sucedido la semana pasada y desde allí, vomitar veneno y resentimiento social disfrazado de sed de justicia, contra los ciudadanos que son opuestos a su pasticho ideológico.

Ahora bien, si un bedel pudo engañar a profesores y estudiantes en una prestigiosa universidad, que podría pasar con el público común, desinformado y que acepta como verdad todo lo que se dice en televisión, sólo porque “lo dijeron en la televisión”.

El daño que se está haciendo a la sociedad venezolana con esos “shows” de mala calidad, conducidos por personas sin formación, ni capacitación y llenos de resentimiento social. Es inconmensurable porque la comunicación televisiva forma preferencias y valoraciones con mayor eficiencia que un maestro, es decir, la televisión educa, mal educa, pero educa.

Aquí es importante considerar que, si un profesional de la ingeniería calcula mal un edificio y este se derrumba matando a sus ocupantes, va preso y pierde la licencia. Pues, el daño ocasionado es grave. Lo mismo sucede o debería suceder, si un médico comete un error y mata a un paciente. En ambos ejemplos el daño se produce una sola vez.




Pero, cuando se trata de un educador* -en este caso alguien que tiene licencia para modelar y construir la opinión pública, y este se equivoca en los contenidos que transmite, el error, la falla, no se subsana con cárcel, ni resarcimiento, ni sus efectos dañinos terminan allí con el afectado. Pues los efectos de sus errores, quedan grabados en la mente de su audiencia y se perpetúan en el tiempo.

En conclusión, los venezolanos estamos presenciando gracias a una falsa revolución y a un falso socialismo, a una banda de sujetos que sin la formación adecuada y sin las capacidades necesarias, están llenando de basura la mente de los ciudadanos; gracias al trabajo de editores, técnicos, productores, maquilladores y asistentes que son pagados con el dinero de todos los venezolanos.

Es decir, son individuos que gracias a la parafernalia gratuita de la televisión oficial, pasan por conferenciantes, por expertos y conocedores, cuando en realidad -de acuerdo con sus credenciales profesionales- sólo podrían ser -como en el caso citado- los bedeles o los porteros del canal.

Todo comunicador es un educador, porque todo acto de comunicación es educativo, máximo si es a través de medios masivos de información. Por lo tanto, todo educador, también debería ser comunicador.

YA BASTA DE MEDIOCRIDAD. NECESITAMOS RESETEAR AL PAÍS. !ELECCIONES GENERALES YA¡


Alonso José Camacaro
Comunicador Social y Analista de Políticas