De: Sammy Landaeta Millan <sammylandaeta@gmail.com>
Fecha: 5 de octubre de 2010 13:27
Asunto: [LA PROTESTA MILITAR] LA FAN NO DEBE CALLAR // Por: Paciano Padrón
Para: sammylandaeta@gmail.com
“La Milicia Nacional debe estar armada”, vociferó el Presidente de la República en su primer programa mediático dominical, luego del sacudón del pasado 26-S: “…es una unidad permanente sobre el territorio y debe estar armada, ¿quién ha visto una milicia sin armas?”. Pregunto yo al Presidente: ¿quién ha visto una milicia, un cuerpo armado, sin fundamento constitucional? En el Título VII, Capítulo III de la Constitución se señala que la Fuerza Armada Nacional “…está integrada por el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional…”, allí no se habla de esa Milicia Nacional, que es un invento inconstitucional que actúa o pretende actuar como guardia pretoriana de quien se cree dueño del país, de quien entiende que las instituciones están para servirle, y no para servir a los ciudadanos y a la República.
Llama la atención y produce una enorme rabia, generada por la impotencia, que el Presidente haya hablado de armar la Milicia Nacional, en presencia de jefezotes militares, sin que éstos abrieran la boca. De paso los regañó: “Las milicias han sido olvidadas por los comandos militares y se encuentran desarmadas”. Ninguno de los generales profirió palabras. Fue entonces cuando recordé a Andreína, a la joven periodista Andreína Flores, quien con valentía -sin otra arma que su palabra, su derecho y su razón- se atrevió a hablarle al Presidente, formularle una pregunta y defender su derecho a hacerla. Ninguno de esos generalotes -uniformados y bien papeados, seguramente que con chequeras bien respaldadas- se atrevió a decir nada, o a preguntar como lo habría hecho Andreína: ¿qué norma constitucional crea ese cuerpo armado llamado Milicia Nacional?, ¿por qué siguen distribuyendo armas en un país armado hasta el cogote, donde asesinan a los ciudadanos a mansalva?
Lo que más indigna de la situación venezolana actual, es la inobservancia de la Constitución de la República de parte del Presidente, quien la pisotea como le viene en gana. Preocupa el desmontaje de la institucionalidad, al colocar bajo su imperio todos los poderes públicos; inquieta el desprecio absoluto de todos aquellos que él considera opositores, a quienes sin rubor alguno insulta como quiere y atropella sin límite, cercenando sus derechos, quitándoles sus propiedades, sometiéndolos al escarnio y al desprecio público; sobresalta la corrupción y la ineficiencia sin parangón en nuestra historia republicana.
El Teniente Coronel está tocado por el reciente resultado electoral que le fue adverso, que desafió su hegemonía, que le hizo recordar que en este país vivimos muchos venezolanos que no queremos se haga sólo la voluntad de uno. En el mismo programa donde anuncia armar la Milicia Nacional, anunció la expropiación de Agroisleña, empresa proveedora de 70 % de los insumos agrícolas, que otorga financiamiento directo a más de 18 mil productores del campo, y amenazó con otras expropiaciones, entre ellas 720 mil hectáreas, en octubre y noviembre.
Ante tanta arbitrariedad, el resultado de las elecciones del pasado 26-S es una luz, somos el pueblo indignado que comienza a perder el miedo. Ya sabemos que si algo tenemos garantizado es el secreto del voto, que tal vez es lo único bueno del sistema electoral. Otro desafío mayor en el terreno electoral, está planteado para el 2012. Para allá vamos. Antes que llegue el momento de poner fin a los desmanes inaceptables, tenemos que frenar al Presidente de la República, enfrentar sus abusos y atropellos contra el Estado de Derecho. Es tarea de los diputados, pero también nuestra. La calle y el mundo deben saber de nuestra indignación.
La Fuerza Armada Nacional no debe callar. No puede permitirse una fuerza militar armada en contra de las disposiciones constitucionales. Los generales, y junto a ellos los otros oficiales institucionales de la Fuerza Armada Nacional, no deben callar. Están obligados a hablarle al Presidente, lo contrario es complicidad, la misma complicidad que ha permitido que en los cuarteles se grite “Patria socialista o muerte”. La FAN no debe seguir callando, no debe callar.