"...¿Hace dos o tres años, en una entrevista televisiva, Ralph Dahrendorf explicaba el desarrollo de la desconfianza con respecto a la democracia alegando que, después de todos los cambios revolucionarios, el nuevo camino de la prosperidad pasa por un «valle de lágrimas». Para Dahrendorf, el problema general radica en el simple hecho de que la duración del viaje por el «valle de lágrimas» sea más larga que el plazo mediano entre dos elecciones (democráticas). Grande es, entonces, la tentación de apartarse de los cambios exigentes para generar ganancias electorales a corto plazo. En los años 1989, creían que la democracia les brindaría la abundancia de las sociedades de consumo occidentales. Veinte años más tarde, ante la persistente ausencia de abundancia, culpan a la democracia en sí... Es lamentable que Dahrendorf se interese mucho menos por la tentación adversa: si la mayoría se resiste a las transformaciones estructurales necesarias para la economía, ¿no se puede concluir lógicamente que haría falta una elite ilustrada que se apropiase del poder durante un decenio, así fuese por medios no democráticos, para implementar las medidas necesarias para los fundamentos de una democracia realmente estable? En este espíritu, Fareed Zakaría comenta que la democracia sólo puede «tomarse» en países económicamente desarrollados. Cuando los países en vías de desarrollo son «prematuramente democratizados», se genera un populismo que desencadena el desastre económico y el despotismo político... No es de sorprender, entonces, que hoy en día los países del tercer mundo más avanzados en el sentido económico (Taiwan, Corea del Sur, Chile) recién hayan adoptado la democracia plena y entera luego de un periodo de autoritarismo... Los Chinos, han seguido los pasos de Chile y Corea del Sur al usar en forma abierta el poder autoritario del Estado para controlar los costes sociales del pasaje al capitalismo...El desarrollo veloz de China no se ha logrado a pesar del régimen autoritario comunista, sino más bien gracias a él. ¿Qué sucedería si la «asociación victoriosa del látigo asiático y el mercado bursátil occidental» se mostrara más eficaz en materia económica que nuestro capitalismo liberal? ¿Si pareciera que la democracia, tal como la entendemos, no fuese una condición, ni un motivo, sino un obstáculo al desarrollo económico?... Desde la lucha (revolucionaria, en su apogeo) contra la esclavitud, lograda en 1804 con su independencia, Haití siempre ha sido una excepción: «Fue sólo en Haití que la declaración de la libertad humana encontró una coherencia universal y que fue mantenida a toda costa, oponiéndose directamente al orden social y la lógica económica de la época». La revolución haitiana realmente merece el título de repetición de la Revolución Francesa. Encabezada por Toussaint Louverture, era claramente «adelantada a su época», «prematura», condenada al fracaso, y, sin embargo, es precisamente por eso que fue todo un suceso, tal vez más que la Revolución Francesa. Era la primera vez que los colonizados se rebelaban no con el objetivo de volver a sus «raíces» precoloniales, sino en nombre de los principios sumamente modernos de la libertad y la igualdad. Es por eso que la «simple existencia de un Haití independiente» era una amenaza. Talleyrand veía en ella «un espectáculo horrible para todas las naciones blancas». Haití, entonces, tenía que convertirse en un caso ejemplar de fracaso económico para disuadir a los otros países de emprender el mismo rumbo. El precio -en el sentido literal- de esta independencia «prematura» fue exorbitante... Francia, antiguo maestro colonial, recién estableció relaciones comerciales y diplomáticas en 1825, luego de veinte años de embargo. Haití se vio obligado a pagar la suma de 150 millones de francos en concepto de «compensación» por la pérdida de esclavos...A finales del siglo XIX, las inversiones de Haití en Francia representaban alrededor del 80% del presupuesto nacional. La última parte se pagó en 1947... La extorsión, sin embargo, se había duplicado, ya que, después de ser explotados, los antiguos esclavos tenían que pagar para que se les reconociese la libertad que habían logrado a duras penas..." Democrácia, ¿En qué estado? - De la Democracia a la Violencia Divina.- S. Žižek