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by OsbaldoAnt
on 21/10/16

¿POR QUÉ NO PODEMOS VER EL ROSTRO DE DIOS?

En la biblia hay un ultimátum para el hombre: “Y añadió: No puedes ver mi rostro; porque nadie puede verme, y vivir.” (Ex. 33:20)

Por milenios, desde la entrada del pecado, el hombre desea tener un contacto directo con Dios. Muchos son osados y desafían a Dios con retoricas e insultos. Uno de los intentos que se conocen con más claridad fue el de la torre de Babel. Al ser expulsado el hombre del Edén, también Dios ocultó su rostro. ¿Por qué Dios ocultaría su rostro?

Cuando Dios creó el mundo y al hombre existía entre ellos una relación muy personal, de tal manera que Dios descendía de su trono para conversar con el hombre en su hogar, el Edén. Esto se puede confirmar en Génesis 3:9: “Y el SEÑOR Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás?” Esto hace ver que la relación entre Dios, Adán y Eva era muy personal.

Pero ¿Qué es lo que hace que Dios y el hombre ya no puedan tener una relación estrecha y personal? La respuesta es simple, solo hay que aceptarla: “El Pecado”. Cuando el hombre peca se crea una separación (Is 59:2). Pero ¿Qué es el pecado? “Cualquiera que comete pecado, traspasa también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley” (1 Jn 3:4). Por lo tanto, cuando Adán peca, o más bien, desobedece da origen al pecado. Pero ¿Cómo surgió el pecado? Así como no sé qué esté pasando en un pueblecito de China en estos momentos; así mismo sucede con saber cómo se originó el pecado. No utilizo la palabra misterio, porque esta implica temor y desconocimiento. Creo que existen cosas a las cuales no podemos dar respuesta debido a que no estuvimos en ese lugar cuando ocurrieron los hechos. Pero sí puedo decir que el pecado se originó con Satanás (1 Jn. 3:8,9).

Ahora bien, el pecado es como gasolina y Dios es el fuego. Es por esto que no se mezclan. Pablo dijo: “Y entonces será revelado ese inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;” (2 Ts. 2:8). Por eso es que los malvados, al volver Jesús se esconderán en las peñas: “y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros y escondednos de la presencia del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero,” (Ap. 6:16)

Pero ¿Es posible que el hombre pueda ver el rostro de Dios? La respuesta es sí, pero un sí condicionado a si Dios desea que eso suceda. En la Biblia se encuentran ejemplos de lo que sucede cuando Dios permite ver su rostro. El primer ejemplo es cuando Él desea destruir a alguien que no va a cambiar no importa lo que suceda: “Y pondré mi rostro contra ese hombre, haré de él señal y proverbio, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy el SEÑOR.” (Ez. 14:8); “He puesto mi rostro contra ellos; del fuego han escapado, pero el fuego los consumirá. Y sabréis que yo soy el SEÑOR, cuando ponga mi rostro contra ellos.” (Ez. 15:7). También existen aquellos textos que hablan de cómo a hombres le fue permitido ver a Dios y no murieron:

1) “El Señor se le apareció a Abraham en el bosque de encinas de Mamré, mientras Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda de campaña, como a mediodía. Abraham levantó la vista y vio que tres hombres estaban de pie frente a él. Al verlos, se levantó rápidamente a recibirlos, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente,” (Gn. 18:1-2)
2) “Pero con mi siervo Moisés no lo hago así. Él es el más fiel de todos mis siervos, 8 y con él hablo cara a cara y en un lenguaje claro. Y si él me ve cara a cara, ¿cómo se atreven ustedes a hablar mal de él?” (Nm. 12:7-8)

Pero también hubo más personas que vieron a Dios directamente y no murieron:

También al apóstol Pablo se le dio la grandiosa oportunidad de ver el rostro de Dios, cuando Jesús se le apareció camino de Damasco: “Pero, yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente lo rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hch. 9:1-5)

En resumen de lo que anteriormente he dicho, quienes ven el rostro de Dios cuando Él enfrenta a la persona, lamentablemente dejarán de existir; pero quienes lo vean cuando Él lo permita, alcanzarán misericordia.

Como ya explique, el pecado es como leña seca y dios es un fuego abrazador:

1) “Porque he aquí, viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día que va a venir les prenderá fuego —dice el Señor de los ejércitos— que no les dejará ni raíz ni rama.” (Mal. 4:1)
2) “Y subieron sobre la anchura de la tierra, rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró.” (Ap. 20:9)