En estas señaladas fechas de abrazos y regalitos, de políticamente correcta hipocresía, de "roperazos" para cumplir con el intercambio y borracheras con final trágico, quiero recordar a gente como Giordano Bruno que agonizó y pereció consumido por las llamas de la católica hoguera antes de ser brutalmente torturado, a Tommaso Campanella poeta y filósofo que "ofendió" al catolicismo y por ello fue privado de sus bienes y libertad; a tantas y tantos mujeres y hombres a quienes el poder político de la superstición organizada torturó, humilló y asesinó en nombre de un imbécil y mítico dios que al día de hoy no sirve para un carajo. Felices fiestas.