El proyecto izquierdista moderno adopta en su forma
secularizada esta idea del Día del Juicio, cuando todas
las deudas acumuladas serán saldadas y un mundo
carente de vínculos será finalmente reajustado. Aquí el
agente del juicio ya no es Dios, sino el pueblo. Los movimientos políticos izquierdistas son como ≪bancos de
cólera≫: almacenan las inversiones de cólera del pueblo
y les prometen venganza a gran escala, esto es, el restablecimiento de la justicia global. Pero dado que, tras la
explosión de cólera revolucionaria, nunca tiene lugar
una plena satisfacción y que aparecen la desigualdad y
la jerarquía, siempre surge un impulso hacia una segunda
revolución —verdadera e integral—...
El problema es que nunca hay suficiente capital de
cólera. Por eso es necesario pedirlo prestado o combinarlo
con otras rabias: la nacional o la cultural. Žižek