"Detengámonos por un instante en el acoso sexual. Me opongo, por supuesto, a él, pero seamos francos. Imaginemos que sufro un impulso pasional, me he enamorado de otro ser humano, y declaro mi amor, mi pasión, por él o ella. Siempre hay en esto algo perturbador, violento. Puede parecer una broma, pero no hay nada de ello: no se puede emprender un juego de seducción erótica de modo políticamente correcto. Hay un momento de violencia; cuando se dice: “Te quiero, te amo.” De ningún modo es posible eludir este aspecto violento. Creo que este temor al acoso sexual incluye a este aspecto, el temor de un encuentro demasiado abierto, demasiado violento, con otro ser humano."...
"La pasión por el otro no puede ser políticamente correcta, pues sucede rápidamente, sin protocolos ni avisos premeditados. El amor no puede ser controlado bajo ningún estándar, como tampoco se puede pensar que poniendo reglas de contacto intercultural se van a evitar los choques naturales.
...se debe abandonar la idea de que vivimos en una época cínica en la que nadie cree nada, en comparación con la antigüedad, pues hoy se da más la recurrencia de la distancia retorica...
Incluso el amor atraviesa también por esta distancia. Decir “te amo” tiene que ser mediado y distanciado —recurrir a una cita poética, por ejemplo— para que diga lo que nosotros no decimos por miedo a que signifique demasiado. Žk