Eddie A. Ramírez S.
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Algunos analistas predican que las batallas solo deben darse cuando hay la seguridad de la victoria. Según este criterio, el pequeño David nunca debió arriesgarse ante el gigante Goliat; el espartano Leónidas no debió intentar detener a los persas en las Termópilas; ante las victorias del cartaginés Aníbal en Trebia, Trasimeno y Cannas, lo recomendable era que los romanos se rindieran y no pelearan en Zama; Mandela fue un “insensato” al enfrentarse al imperio británico. En defensa de sus principios y a pesar de los riesgos, David enfrentó a Goliat y lo derrotó; Leonidas y cientos de jóvenes espartanos murieron, pero al final los persas fueron derrotados en Salamina; el romano Escipión triunfó en Zama sobre el temido ejército cartaginés y Mandela, doblegó al león británico.
Ejemplos de “insensatos” como los citados abundan en la historia y gracias a ellos la civilización siempre se ha impuesto a la barbarie. Por ello, reivindicamos la marcha pacífica del 11 de abril del 2002 para pedir la renuncia del inquilino de Miraflores, así como la huelga cívica de diciembre de ese mismo año. En ese entonces la aceptación de ese inquilino era de solo un 30%, pero por razones diversas muchos no entendieron que era el momento de frenarlo y solo unos pocos se sacrificaron. Hoy, cuando el huno acentúa su dictadura, los demócratas no podemos amilanarnos ante su discurso agresivo y sus leyes arbitrarias aprobadas a la carrera por diputados cachucheros. Desde luego que hoy las condiciones no son las mismas, por lo que las acciones tienen que ser diferentes.
Afortunadamente, por fin la mayoría de los dirigentes de la alternativa democrática coinciden en que ya no estamos en democracia y que el régimen ha avanzado un largo trecho en el camino del totalitarismo. Ahora es necesario diseñar la estrategia y el discurso a seguir. Basta de reuniones incestuosas en las que nos hablamos a nosotros mismos y de discursos para rebatir las alocuciones del lenguatón de Sabaneta. Desde luego que hay que seguir con las denuncias sobre las violaciones a la Constitución y sobre la destrucción de PDVSA y otras empresas del Estado, pero señalando las soluciones a los problemas que aquejan a la población. Es imprescindible reconocer los errores y nos parece muy contraproducente que en vista del desastre actual se intente reivindicar el pasado. Es tiempo de que una nueva generación asuma el liderazgo.
Navidad es una época apropiada para predicar la reconciliación de los venezolanos, pero no de tolerancia ante los abusos del régimen. Los próximos dos años serán de más persecuciones políticas. Habrá que resistir y correr riesgos. La indoblegable sociedad venezolana sigue presente y comprometida con la libertad y con el propósito de construir un mejor país. Ya se percibe la luz al final del túnel.
Como en Botica: Nuestra solidaridad con los prisioneros políticos y con los exiliados que pasarán otra Navidad lejos de los suyos, pero con la satisfacción del deber cumplido. Juan Francisco Conde es otro miembro de Gente del Petróleo que triunfa en el exterior, mereciendo un importante premio de la transnacional en la que trabaja. Wikileaky confirma lo que hemos denunciado sobre el mal manejo de PDVSA. Hace tiempo que el lenguatón de Miraflores brincó la talanquera democrática y por ello será sancionado. Manuel Caballero fue un venezolano distinguido ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados! eddiearamirez@hotmail.com El Universal.com, 21 de diciembre 2010