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Aclamación con grave realidad
Por Juan Carlos Zapata
No regresa pronto. No en las próximas horas. No en los próximos días. Pero se recupera. En paralelo, muere el contralor Clodosvaldo Russián. En las fotos con Fidel y Raúl Castro, Chávez sonríe cuando está sentado; de pie, parece sufrir. Ya la incógnita de la enfermedad se transforma en incertidumbre. Según los códigos de la comunicación y la propaganda totalitaria, ha debido ser grave para reconocer el mal y poner a sus partidarios en vilo. Entretanto, en las minicadenas gubernamentales, avanza la aclamación. En el PSUV, coge cuerpo la consigna Pa’lante Comandante. Chávez vendría, ha dicho una fuente, entre el 24 de junio y el 5 de julio. Con su llegada comienzan los eventos que empatarán con la celebración del Bicentenario. Han dicho: el recibimiento será apoteósico. Y entonces, sus adversarios ya verán al nuevo Chávez. Imbatible, dicen en el PSUV.
Y la verdad es que los rojos se volcarán a la calle. El día del regreso, con toda seguridad, Chávez hablará horas para demostrar que está sano de cuerpo y mente. Golpeará con todas sus fuerzas verbales a la burguesía, al imperialismo, al capitalismo. Enumerará los males que le desearon quienes quieren verlo muerto. Y apuntará que hay gobierno, hay Presidente. Hay poder chavista para rato. Todo eso dirá. Pero… La realidad no volverá a ser la misma. La alegría de la aclamación será por dos, tres, cuatro días. Después, esta realidad:
1. Ante sus seguidores, se acabó el Chávez eterno. Es un hombre que se enferma.
2. Ante el país, él expuso en extremada evidencia su total dependencia de los Castro y los cubanos.
3. El chavismo sin Chávez se ha puesto en movimiento otra vez.
4. Dejó al descubierto, en la figura de Elías Jaua, el cerco y el miedo en cuestiones de Estado. Jaua evitaba, inclusive, hasta pensar encargarse de la Presidencia.
5. El caso Jaua también pone en evidencia que la acusación de traición está en los labios de cada dirigente chavista. Algo muy grave.
Pero además, está también la cruda realidad. La del Gobierno. La del fracaso. La del agotamiento. Chávez vuelve. ¿A qué? A enfrentarse con una serie de problemas. Ya no dispondrá de tiempo para el liderazgo internacional. Para la revolución mundial. O resuelve los problemas en un año, o se acaba la revolución bolivariana, tal como él la ha concebido.
1. El problema de la vivienda. No hay solución a la vista. En la reunión de PDVSA hace un mes, hasta le ofrecieron a los constructores asociarse. Y estos más bien han ido mudando operaciones hacia el Caribe, Centroamérica y Colombia. No le creen al Gobierno. Esta semana se aprobaron algunos convenios con constructoras para levantar 40 y hasta 60 viviendas en algunos casos. A ese paso, el plan de vivienda va al fracaso.
2. El tema carcelario. Se decía que Chávez iba a regresar esta misma semana. Pero le aconsejaron que no. Que esperara a que los fuegos de la cárcel de El Rodeo se apagaran. Que no se apagarán tan rápido. Pues el problema de las prisiones no se solucionará con la intervención de El Rodeo. Los familiares de los presos ya llegaron hasta Miraflores.
3.La electricidad. Siguen los apagones. Comenzaron las diferencias entre Argenis Chávez y Alí Rodríguez. La propaganda oficial no tapa lo evidente.
4.La crisis de infraestructura. El problema nacional se agrava. Como símbolo de las obras mal ejecutadas, el gran hueco que se abrió en la nueva autopista José Antonio Páez. Ministros, gobierno, contratistas. Todos quedan señalados. Era una obra de primer mundo con características de quinto mundo. De quinta república. La falta de drenajes pone en riesgo toda la vía. Así, el resto del país.
5.La crisis de Guayana y las Empresas Básicas. Ya no hay discurso. Guayana amenaza con agravar otras crisis.
6. Ahora comienzan a reconocer los estragos en la Agricultura y la ganadería.
Este mandato de Chávez, este periodo de 6 años que termina en 2012, hay que partirlo en dos. Antes y después del Absceso de La Habana.