La nueva declaración de Natalia Compagnon, los antecedentes que vinculan a Ana Lya Uriarte, y la expectativa de la formalización del próximo 29 de enero han vuelto estériles los esfuerzos del gobierno por superar el caso Caval. En La Moneda creen que mientras el caso siga impactando a La Moneda, la crisis no está lejos de terminar.
Comienza la tercera semana de enero, y pese a que la presidenta catalogó el 2015 como el "peor" año de los que ha vivido en La Moneda, el 2016 definitivamente no le ha dado tregua. Lejos de comenzar a cerrarse y encaminarse hacia una trama lejos del palacio de gobierno, el caso Caval se instala en las narices del gobierno asfixiando todo intento por salir, desmarcarse, o hacer olvidar el episodio. Pero no.
El sábado los diarios La Tercera y El Mercurio dieron cuenta de la tercera declaración de Natalia Compagnon, nuera de Bachelet, ante el fiscal Luis Toledo que investiga el caso. El testimonio fue prestado el lunes de la semana pasada, mismo día en que el investigador decidió incluir a Compagnon entre las personas que serán imputada el próximo 29 de enero en la formalización de la investigación.
Compagnon, en línea con el testimonio de fines de diciembre pasado de su marido Sebastián Dávalos, también reabre la polémica con el ex ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, a quien éste último acusó de "operar políticamente" para forzar su salida desde la Dirección Sociocultural de La Moneda.
"Fui testigo del mal manejo realizado por quien en ese momento era la primera autoridad del país, esto es en decisiones políticas y comunicacionales (...) Peñailillo le dice a Sebastián que tiene que renunciar en la puerta de la casa a lo que mi esposo se negó y señaló que el asumió el La Moneda", declaró la nuera de Bachelet.
Hasta ahí, quizás su testimonio cerraba en episodios ya conocidos, pero Compagnon no se guardó menciones para otros dos funcionarios del palacio de gobierno que han estado en el ojo del huracán durante las últimas semanas.
El primero de ellos: Cristián Riquelme, administrador del palacio de La Moneda, figura cercana al ex ministro Peñailillo cuya permanencia se ha convertido en un completo misterio. Su salida ha sido solicitada transversalmente por parlamentarios opositores y oficialistas, tras su vinculación al caso Caval: él mismo reveló ante los diputados que levantaron una comisión investigadora que recibió en su oficina en La Moneda al operador inmobiliario Juan Díaz, quien le solicitó intermediar para conseguir la restitución de una deuda que mantenía con Compagnon.
Asimismo, Riquelme fue involucrado por Dávalos en el episodio que derivó en el borrado de los archivos de su computador de La Moneda. La nuera de Bachelet confirma esta tesis: "Llegó a nuestra casa (Dávalos) y me dijo que había pedido que le borraran el usuario y password de su computador personal del trabajo para evitar que terceros, Peñailillo o Cristián Riquelme pudieran manipular la información contenida en el mismo".
Con todo, la socia de Caval aporta mayores luces sobre un antecedente que si bien no es nuevo, es el que más puede complicar las cosas esta semana en La Moneda. Compagnon detalló el contrato entre Caval y la jefa de gabinete de Bachelet, Ana Lya Uriarte, en 2012 por su trabajo en la oficina dedicada al derecho ambiental Sustentabogadas.
"Contratamos a Ana Lya Uriarte porque Gonzalo Vial estaba interesado en comprar la central termoeléctrica Los Guindos y se necesitaba saber si la plata era efectivamente lo que se ofrecía, y se le pagó a ella desde la cuenta corriente de Mauricio Valero", dijo Compagnon sobre los $20 millones que su empresa le pagó a Sustentabogadas en 2012.
La confirmación de este antecedente se produce justo cuando Uriarte se había transformado en una figura incómoda para los partidos de la Nueva Mayoría y los propios ministros de Palacio: las públicas diferencias con el ministro del Interior, Jorge Burgos, tras no ser informado del viaje a La Araucanía, pusieron en tela de juicio el diseño de gobierno basado en la confianza extrema y el poder de sus asesores más cercanos en el llamado Segundo Piso de La Moneda.
Pero la mención de Compagnon a Uriarte, instala otra tesis que puede afectar directamente en la credibilidad de la mandataria, cuya versión de que se enteró por la prensa de los negocios de Caval se debilita cada vez más. Así lo resume el columnista Max Colodro en el diario La Tercera.
"En los hechos, este antecedente no sólo puede complicar la situación política de la jefa de gabinete, sino que agregó un nuevo manto de incredulidad a la versión original de Bachelet, respecto de que se enteró de los negocios de Caval por la prensa. Hoy se sabe ya que en las hebras de dichos negocios no sólo encuentran anudados su hijo y su nuera, sino también altos funcionarios de gobierno, entre los cuáles está nada menos que su actual jefa de gabinete, lo que hace bien improbable que la Presidenta pudiera no haber tenido ningún conocimiento", dice el analista político.
Como si fuera poco, la situación judicial de la nuera de la presidenta se complica cada vez más tras las revelaciones del empresario Gonzalo Vial ante el fiscal Toledo, quien dice haberse sentido engañado por Compagnon quien le mostró una serie de correos que importaban una supuesta trama de espionaje en su contra, comunicaciones que según Vial serían falsa.
Con todo, hoy en el gobierno hay un sólo diagnóstico: mientras el caso Caval siga abriendo líneas investigativas que afecten a la familia presidencial e involucren a funcionarios de La Moneda, hay muy pocas posibilidades de que la presidenta logre revertir su baja aprobación ciudadana, provocada precisamente con el estallido del caso.
De hecho, la semana pasada, la presidenta no escatimó en los esfuerzos para mostrar los resultados de su gobierno con la entrada en vigencia de la gratuidad en la educación superior para el 50% de los alumnos más vulnerables. Pese a sus reiteradas actividades de difusión sobre el tema, la sombra del caso Caval está lejos de quitarse de su camino.
El presidente de la DC, Jorge Pizarro, también resumió toda este escenario en una frase esta mañana antes de iniciar la tradicional reunión del comité político: "El daño ya está hecho".