Apenas hace dos o tres días en esta red disfruté de una breve compilación de los geniales Laurel y Hardy "El gordo y el flaco." Sensacionales y divertidas escenas donde la torpeza de ambos los colocaba en situaciones inverosímiles de caídas, golpes y accidentes de todo tipo. Hoy fui a comer junto con mi esposa a casa de mi madre de 83 años. Llegamos, ya nos esperaba con suculentas botanas y con una botella del magnífico brandy español "Marqués Mendoza." Sacó dos vasos y una copa, ella lo bebe "derecho" y mi esposa y yo con refresco de cola. Dejó los vasos sobre la mesa y yo me dispuse a servir las bebidas por lo que tomé los dos vasos y entré a la cocina para ponerles hielo. Los dejé en una mesita que hay al lado del refrigerador y di la espalda para sacar los hielos. En ese instante mi madre echa de menos los vasos en la mesa, entra a la cocina y los ve, quizá pensó que ella los dejó ahí por lo que los tomó y volvió a colocarlos en la mesa del comedor. Yo, ya con hielos en la mano cierro el refrigerador y no veo los vasos...ah chingá...¿y los vasos?...mi Adrianita que se percató de todo desde el principio no podía contener la risa. El gordo y el flaco.