*“Ningún pueblo se ha cruzado de brazos a esperar la muerte."*
El historiador de lo actual. Académico respetado e investigador como pocos. Marxista de los de antes: culto, de palabra y honesto. Hoy en Conversaciones, Agustín Blanco Muñoz.
El carnet de la patria, ¿es la materialización definitiva de un sistema totalitario? ¿Quiénes no lo tengan, serán parias sin acceso a comida subsidiada, pasaportes, cuentas y tarjetas en los bancos del Estado y considerados sospechosos?
Esta carnetización tenemos que verla dentro del contexto que estamos viviendo, un régimen dictatorial, militar, policial y narco-delincuencial. Si no lo vemos desde esa perspectiva, no es posible entenderlo. El sistema que gobierna al país es una dictadura con todos los aditivos que señalé antes, y los políticos y las llamadas “oposiciones”, le hablan como si el contertulio fuese un respetuoso de las libertades y pluralidad de opiniones y pensamientos, esperan que el régimen se comporte como una democracia. Las dictaduras se imponen y utilizan formas de sometimiento invasivas, penetrando todos los aspectos de la vida de una sociedad. El carnet de la patria es, por tanto, un instrumento profundamente dictatorial y como tal busca acentuar y determinar la división entre polarizados de un lado y del otro, entre patriotas y realistas, revolucionarios y contrarrevolucionarios, de derecha y de izquierda.
¿Por qué necesitan ahora está carnetización?
Una finalidad: acércate a nosotros, a la revolución y comerás; aléjate de nosotros y morirás de hambre; hazte socialista y vivirás. Este es un socialismo tarifado, donde no hay conciencia política, ideológica o doctrinaria. Aquí lo que hay es una compra-venta de voluntades al servicio de cúpulas para imponer un nuevo sistema, como lo dijo Chávez en el libro “Habla el Comandante” en 1998, antes de llegar a la presidencia, cuando anunció: “Vengo a destruir lo existente para crear un nuevo sistema”. Ese nuevo sistema es el de la exclusión, el que se basa en la lucha de clases para privilegiar -únicamente- a quienes suscriban la revolución.
Esas cúpulas de las que habla ¿están solo del lado oficialista?
Aquí se ha beneficiado una cúpula socialista o revolucionaria de los precios del petróleo en el momento de las vacas gordas, aunque han tenido y tienen, otras maneras de enriquecerse. En lo que parece la acera de enfrente, están las “oposiciones” dentro de la que destaca la Mesa de la Unidad Democrática, que también tiene su cúpula o cúpulas, que han sido privilegiadas y asistidas por sectores financieros del régimen o amigos del régimen, sector este que ha sido favorecido como nunca antes. La acumulación de ambiciones de las llamadas izquierdas y derechas han dejado de lado a la inmensa mayoría de los venezolanos que no se ubican en ninguna de las dos minorías.
A su juicio, las transferencias de Maduro al vicepresidente El Aissami, sobre todo en el aspecto económico o de Hacienda Pública, ¿qué revelan?
Tareck El Aissami es el símbolo de la radicalización de esto que llaman revolución. Significa el aumento de la fuerza, la invasión, el maltrato y el despojo. Por ello, a Tareck se le confiere, entre otras cosas, la libertad de expropiar y confiscar, de destituir viceministros, entre otras atribuciones. Esta transferencia es para que sea él un complemento del otro, dos pares de brazos (Maduro y El Aissami) ejecutores de la destrucción planificada, no de ahora, sino desde antes. Mientras no entendamos el carácter de este gobierno no avanzaremos en el análisis. La MUD, en nuestro parecer, no termina de entenderlo, porque si lo entendiera, no hablaría hoy de “Elecciones Ya”, como antes dijo “Referéndum Revocatorio Ya”. Hace unos días declaró el abandono del cargo, para horas después decir que el “presidente” no quiere abandonar el cargo… puras incoherencias. Este régimen no tiene debilidades ni contrapesos, máxime porque las llamadas oposiciones o juegan a la complicidad o juegan al complemento, en el sentido de ser una especie de jefes de campañas del propio oficialismo.
Entonces, la ciudadanía se queda paralizada producto del miedo a un enfrentamiento.
Toda dictadura se basa en el miedo. Es una siembra de angustia, eso caracteriza a la dictadura. Ahora bien, los altos niveles de padecimiento lo soportan las mayorías, pero no indefinidamente ni para siempre. Nunca ningún pueblo se ha cruzado de brazos a esperar la muerte, eso no existe hasta el día de hoy; de modo que, en medio de todo esto subyace una violencia contenida que puede estallar en cualquier momento y por cualquier circunstancia a pesar de que estén todos los gatillos apuntando hacia la sociedad que se rebela.
¿Cómo se sale de esto? ¿Cuál es la estrategia que las “oposiciones”, como usted las llama, deberían implementar?
Es que no han tenido estrategias, sino un manual democrático y peor aun, lo que hay en la MUD son unos césares, 9, 8, 10 césares esperando el momento para lanzarse a una candidatura presidencial y hasta lanzados ya abiertamente como Rosales, Ramos Allup, Capriles, Falcón o Borges. Nadie sabe si es que serán presidentes de qué, quizás de un club de una carnicería o una fábrica de algo pero de la República de este ex país, es algo bien distante.
¿Distante?
Sí, distante. Porque no hay ninguna política que determine una estrategia para enfrentar a un régimen que tiene mucho de inédito, entre otras cosas, porque tiene como sustento y base el haber desaparecido a la Fuerza Armada para crear una milicia nacional bolivariana armada, en cuyo frente está el general Padrino López, que tiene el poder económico que no tiene otro general en el mundo, ¿qué general en el planeta puede decir que es el dueño de algo que se llama El Arco Minero? Este militar tiene una inmensa riqueza en sus manos que le permite comprar todo tipo de voluntades. Además, tenemos un poder judicial que se ha convertido en el máximo protagonista de la política.
El primer agente político no es el ejecutivo, ni el legislativo es el TSJ quienes son el gobierno y parece que las “oposiciones” no quieren darse cuenta de esa realidad. Es una estructura militar ejerciendo poder y la judicial en funciones de gobierno. Si medimos esto nos podemos dar cuenta que no estamos frente a un juego, sino ante una situación en extremo delicada, que solo se enfrenta con estrategias adecuadas.
¿La salida es eso que usted llama “movimiento de movimientos”?
Y que nadie quiere entender porque lo que quiere cada quien es montar tienda aparte, convertirse en el César con séquito y parcela propia.
¿Cómo se organiza el descontento?
Eso es lo fundamental. Lo primero es no hacer el papel de César para pontificar lo que hay que hacer. Vamos a discutir entre todos cómo salir de este desastre, que no haya un caudillo o beneficiario del descontento, sino que todos cambiemos de actitud. Digamos ¡ya basta de césares! es la hora de que todos podamos participar y crear un actor de la historia distinta al héroe-libertador-caudillo que ya tiene 520 años en este ex país. Vamos a participar de forma real, concreta, objetiva, masiva para cambiar esta historia. Se debe crear una gran red de participación donde conectemos millones de personas con un objetivo específico que se superpone a lo ideológico a lo político y/o a lo circunstancial. Ese objetivo único es salir de esta pesadilla que nos ha sometido a todos. Eso es lo fundamental: unir fuerzas para enfrentar a los monstruos, tanto del oficialismo como de las oposiciones.