Mientras tanto –mientras pasa la tormenta- sólo queda pretender como el Barón de Münchausen “salir del barro tomándome de los cabellos”. Atreviéndome a soñar con la Libertad: imaginándola, criticándola y deconstruyendola; denunciando cómo al interior de la administración total cada vez surgen con mayor frecuencia nuevas formas de no-libertad que experimentamos como la plena realización de la misma. Y aún respondiendo a la típica pregunta de los liberales de buena voluntad: ¿Qué va a hacer la gente en una sociedad libre?, con la respuesta que según creo da en el meollo de la cuestión y fue enunciada por una joven negra norteamericana, “por primera vez en nuestra vida, seremos libres para pensar en lo que vamos a hacer” (Marcuse, 1969: 94)