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by RicardoScotty60
on 17/6/15

El Islam fanático y su obsesión por destruir el pasado

Mi Enfoque #559, 4 de junio, 2015 por David Mandel, enfoque@netvision.net.il

La Biblioteca de Alejandría en Egipto, la más famosa de la antigüedad, fue destruida parcialmente en tres ocasiones distintas. La primera en el año 48 AEC cuando Julio Cesar invadió Egipto. La segunda por el emperador Aureliano quien gobernó desde el año 270 EC hasta el año 275 EC. La tercera vez fue incendiada por los cristianos en el año 391 EC.

La cuarta y final destrucción la realizó en el año 640 EC el conquistador árabe Amir Ibn al Aas por orden del Califa Omar. Cronistas que vivieron siglos después cuentan que Amir, al ver los millones de pergaminos en la Biblioteca, dijo "Si dicen lo contrario del Corán, son falsos y hay que quemarlos. Si dicen lo mismo del Corán, son superfluos e innecesarios."

Algunos historiadores de hoy dudan de la veracidad de esa historia. Sea o no cierta, la frase expresa la mentalidad de los musulmanes fanáticos, tal vez no los de esa época pero ciertamente si los de la nuestra.

En Afganistán los fanáticos del Talibán dinamitaron y demolieron dos gigantescas estatuas de Buda, construidas en el siglo 6, que habían sido denominadas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

En Egipto, cuando Mohammed Morsi, miembro de los Hermanos Musulmanes, fue elegido presidente en junio del 2012 varios de sus allegados propusieron destruir las pirámides milenarias de Egipto y la Esfinge, "por haber sido obra de idólatras."

En Malí, en el año 2012, fanáticos musulmanes destruyeron mausoleos y tumbas en la antigua ciudad de Tombuctú, muchas de las cuales había sido designadas Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En abril de este año los fanáticos del Estado Islámico destruyeron en Irak las ruinas arqueológicas de la antigua ciudad de Nimrud, ciudad que hace 3,000 años fue capital del imperio asirio.

Hoy están en Palmira, la ciudad de Siria que tiene las ruinas romanas mejor preservadas.